vividos, viajados o sencillamente imaginados






sábado, 31 de diciembre de 2011

lo que queda del año







Inevitable en el último de los trescientos sesenta y cinco días. Así hice uno de los tránsitos tiempo ha, una noche como ésta, con la música de The Doors y los fuegos artificiales de Apocalipsis Now.



This is the end, beautiful friend
This is the end, my only friend
The end of our elaborate plans
The end of everything that stands
The end

No safety or surprise
The end
I'll never look into your eyes again

Can you picture what will be
So limitless and free
Desperately in need of some stranger's hand
In a desperate land

Lost in a Roman wilderness of pain
And all the children are insane
All the children are insane
Waiting for the summer rain
There's danger on the edge of town
Ride the King's highway
Weird scenes inside the gold mine
Ride the highway West, baby

Ride the snake
Ride the snake
To the lake
To the lake

The ancient lake, baby
The snake is long
Seven miles
Ride the snake

He's old
And his skin is cold
The West is the best
The West is the best
Get here and we'll do the rest

The blue bus is calling us
The blue bus is calling us
Driver, where are you taking us?

The killer awoke before dawn
He put his boots on
He took a face from the ancient gallery
And he walked on down the hall

He went into the room where his sister lived
And then he paid a visit to his brother
And then he walked on down the hall
And he came to a door
And he looked inside
Father
Yes son?
I want to kill you
Mother, I want to. . .

C'mon baby, take a chance with us
C'mon baby, take a chance with us
C'mon baby, take a chance with us
And meet me at the back of the blue bus

This is the end, beautiful friend
This is the end, my only friend
The end

It hurts to set you free
But you'll never follow me

The end of laughter and soft lies
The end of nights we tried to die

This is the end.

viernes, 25 de noviembre de 2011

los ojos de un castellano





No había Example,
ni Senyor Esteve,
ni posada del Senyor Parellada,
ni prodigios entre expos,
ni ruiseñores entre gatos de cuatro en cuatro,
ni Barça,
ni señoritas en la calle Avignon,
ni colón de piedra,
ni hotel Colón,
ni conde borbón,
ni ramblas alicatadas,
ni olimpiadas,
ni Gaudí,
ni rumba,
ni maquinavajas,
ni tres-plazas de toros-tres,
ni Marsé.




Y aun así.




"No se descuidaron de darse priesa, de modo que llegaron a Barcelona poco antes de que el sol se pusiese.
Admiróles el hermoso sitio de la ciudad, y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad y satisfacción de todo aquello que de una grande y famosa, rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo".

Miguel de Cervantes, Las dos doncellas




lunes, 31 de octubre de 2011

luna de noche de ánimas

















Todo está escrito






jueves, 29 de septiembre de 2011

los malos escritores







"Regresé a Venecia y fui al hotel en una de esas prodigiosas góndolas, cuya belleza no han logrado desacreditar ni siquiera la conjunción y conjuración de todos los malos escritores del mundo entero.


Canal Piccolo y Canal Grande, Canal della Giudecca y de San Marcos, perfiles de la isla San Giorgio Maggiore y pequeños canales de nombres perdidos... canales, puentes y callecitas, palacios y aguas muertas, canciones adormitadas en las noches tibias y humedad, ¡qué difícil me era deciros adiós!"



César González-Ruano, Memorias: mi medio siglo se confiesa a medias









Esos malos escritores o narradores tuvieron la culpa de que antes de que viese Venecia por primera vez no me acompañase una gran ilusión. La golosina de Florencia que llegaría días después absorbía mis deseos. A ellos se lo debo agradecer, no hubo decepción alguna ante un lugar que ya creía conocer por tan contado y enseñado, aparente víctima del tópico. Quedé atrapada, incluso temiendo compartir el juicio unánime de admiración que los estudiantes que éramos entonces confundíamos con la vulgaridad.







Desde entonces sólo recuerdo haber escuchado a una persona hablar mal de Venecia. Ha sido en Marco Polo, mientras facturábamos, a la vuelta de la última estancia.

-Hijo, te ha gustado Venecia ¿verdad?

-No.

-Habíamos preparado el viaje para tí...

-Bah, bah. He acabado harto de tanto andar y subir y bajar escaleras.


domingo, 4 de septiembre de 2011

luz de madre





La conciencia de pertenecer a una cultura, a una tradición, cara a cara con nuestros ancestros. Como en aquella película, Mediterráneo, "un mismo mar, todos hermanos". Hijos de la madre que nos dio a luz y la luz , que nos empeñamos en olvidar aunque en ello nos vaya la identidad.









"Dos semanas en el mar y parece como si un telón hubiera caído sobre el pasado reciente. Grecia se ha incorporado a la fuente de la experiencia. Algo me ha ocurrido allí, pero ahora no me es posible expresar con claridad qué ha sido (...) Grecia se desvanece con rapidez; está muriendo ante mis ojos. Lo último que ha desaparecido es la luz, la luz sobre las colinas, esa luz que nunca antes había visto y que tal vez no sería capaz de imaginar de no haberla visto con mis propios ojos. ¡La luz increíble del Ática! Si no retuviera más que su recuerdo ya sería bastante. Esa luz, para mí, representa la culminación de mis propios deseos y experiencias. He visto en ella la llama de mi propia vida, consumiéndose en la llama del mundo. Todo parecía quemarse hasta la ceniza, y la misma ceniza se ha esparcido y dispersado por los aires. No veo qué más que esta experiencia pueden ofrecer otros países y otros paisajes. No sólo te sientes integrado armónicamente con la vida, sino que caes en el silencio".






Henry Miller, Cartas a Anaïs Nin

miércoles, 24 de agosto de 2011

magia imaginada













Sentirse como Corto Maltés, avistando la Giudecca a babor, antes de adentrarse en la aventura del laberinto de puentes y espejos, en la aventura de la laguna del alma.






"No es la primera vez que vengo a Venecia. Es ya la tercera. Estoy aquí por un apuesta. (...) Yo busco una esmeralda antigua, mágica.


-¿Mágica? ¿Usted cree en la magia? Ah, Corto, la auténtica magia es el amor y la armonía. ¿Pero qué amor y qué armonía? El amor a la belleza eterna y la armonía que abraza al Universo. Cuanto más grande y profunda es un alma más tiempo necesita para conocerse. Conseguir conocerse sin la sombra de una duda es más importante que toda la magia".










"En Venecia hay tres lugares mágicos y secretos: cuando los venecianos se cansan de las autoridades, van a esos lugares secretos y, tras abrir las puertas al fondo de esos patios, se van para siempre hacia países maravillosos y hacia otras historias".






Hugo Pratt, Fábula de Venecia








domingo, 31 de julio de 2011

fuera de mapa (XIII) Luis Eduardo Aute






"El mar es más que un paisaje,

también es un sentimiento,

es un corazón que late

negándose a seguir muerto;

no rinde más obediencia

que la que exigen los vientos,

no lo sujetan cadenas

ni se detiene ante el fuego".




Luis Eduardo Aute, A por el mar




miércoles, 20 de julio de 2011

el loro


Hay loros que han hecho nombre, loros inmortales: el lorito real, el loro que provoca la viudez de Fermina Daza (cuenta García Márquez) y este loro Ravachol.

Me dice una amiga que el hijo de Torrente Ballester le confirmó que el loro de "La Saga fuga de JB" era una "resurrección" del famoso loro de Pontevedra, a cuyo entierro en 1913 acudió media ciudad, hoy verdadero rey del entroido. Ambos loros al servicio de su amo farmacéutico, ambos porteros de botica.






"Don Perfecto Reboiras era propietario de un loro y de una botica (...) La botica había sido fundada en 1849, y, entonces, el loro ya estaba allí y era ya viejo. Sobre la ancianidad del loro corrían varias leyendas. El loro, a veces, sobre todo en las noches oscuras del estío, dejaba escapar frases en gallego medieval, frases guerreras de aliento, órdenes de ataque y de defensa; otras veces se dirigía a personas desconocidas u olvidadas: las llamaba por su nombre y les preguntaba por su salud y por su fortuna. Se decía que la inmensa memoria del loro de Reboiras había almacenado los recuerdos de la ciudad desde su fundación (...) Se decía también que el loro de Clotilde Barallobre, que hablaba en latín y al que llamaba su dueña Obispo no era más que una copia sin valor, verdadero pastiche del de Reboiras. El cual se columpiaba en su percha junto a la jamba de la puerta los días de sol, o en su rincón de la tienda los de lluvia, y avisaba a su amo: "Perfecto, tienes clientes", o bien, cuando a las chicas del Pasaje de la Violada les tocaba inyectarse su Neosalvarsán primaveral, gritaba: "Perfecto, las putas", y si hacía sol, decía chicoleos, y, si viento, las insultaba".


Gonzalo Torrente Ballester, La saga-fuga de J. B.

sábado, 18 de junio de 2011

el lenguaje de las piedras










Hay algo del sueño de la muerte y de la tierra de nadie en las percepciones de la ciudad; entre lo ausente y lo etéreo, como si la sustancia de Florencia quedase borrada por el impacto de lo que entra por los ojos y apenas pudiese hallar un refugio en los olores o en los sonidos que no son.






"Pasé todo el día de ayer sumido en una especie de preocupación sombría e histórica... Al salir de San Lorenzo, vagabundeé sin rumbo por las calles; observaba, en mi emoción muda y profunda (con los ojos muy abiertos y sin poder hablar), esos palacios contruidos hacia 1300 por mercaderes de Florencia: son fortalezas. (...)

Me sentía feliz por no conocer a nadie y por no temer verme obligado a hablar. Esta arquitectura de la Edad Media se ha apropiado de toda mi alma: creo vivir con Dante. Hoy no me han asaltado ni diez pensamientos que no haya podido traducir con un verso de ese gran hombre. (...)

¡Qué bien se ve, debido a la forma sólida de estos palacios construidos con enormes bloques de piedra que han conservado sin tallar el lado que da a la calle, que a menudo el peligro ha circulado por esas calles! Es la ausencia de peligro en las calles lo que nos hace tan pequeños".



Sthendal, El síndrome del viajero. Diario de Florencia.








domingo, 5 de junio de 2011

príncipe



Fue en septiembre de 2009. Aquí lo conté. Conté parte de aquellas impresiones. Otra, que ahora recuerdo bajo el supuesto título de "teloneros" quedó entre mis notas.



Aquel día no hubo teloneros propiamente dichos, pero el público contribuyó a llenar el rato que quedaba para el inicio del concierto desde el momento en que nos pusimos a la cola. Allí, como en una Annie Hall de los madriles, un trío de jóvenes se explayaba sobre el arte. La estudiante de bellas artes, la de arquitectura y el músico. Mostraban al mundo voz en cuello lo bien que habían elegido sus carreras y encauzado su vida:


-Pues nada, no sabes cómo me va a venir para el concierto el inglés de la Erasmus. No sólo aprendí a dibujar.

-Dibujar, eso sí que mola. Si yo supiese dibujar. Pero es que hay que pasar muchas horas haciendo rayas con un palo en la tierra-. Soltado con mucha seriedad y admiración por el chico (vamos, como lo de Karate Kid, me dije).

- Más difícil tú, que eres músico., Si yo supiese tocar, eso... eso...

- Bueno, no es difícil, yo no toco, sólo dejo que la música fluya.

- ¿Y que sientes cuando tocas la batería?... ( intervino la tercera).




Avanzó la fila. Ellos, tan curtidos en viajes, y estudios, y... llegamos al control.



-Señorita: me puede enseñar el bolso.

- Ah, ¿y eso? ... si ésto es un concierto (por eso mismo: ¿o es que sólo has ido a verbenas y fiestas al aire libre?).





Entramos. Y continuó el espectáculo en el nuevo vecindario, ya sentados. Mujer de unos cuarenta y...





-Tiene su gracia que hace veinticinco años estuviese viendo a Leonard Cohen. Quién me iba a decir que volvería a verlo 25 años después (hasta aquí sin problemas, un comentario de lo más lógico y envidiable). Tú entonces no habías nacido.


Su amigo joven (yo creía que era su hijo, pero no, los tenía al lado y no):

-Jo, qué pasada, ¿no? Es como si yo viese a "los Siniestro" dentro de un montón de años.











Lo dicho, como sacados de una peli de Woody Allen. Sólo un minuto después empezó el concierto. Creo que me estoy haciendo mayor. Sinceramente, rogé para mis adentros que Leonard Cohen comenzase diciendo aquello tan vigente y tan bien expresado por el amigo Fernando "Pero qué público más tonto tengo". Aunque bien pensado, la mayoría del público no se lo merecía.
















Sirva este preámbulo para expresar mi alegría por el último flamante Príncipe de Asturias de las Letras. Algún día los Siniestro... aunque dice el tópico que gallegos y asturianos... Será por ésto.









Recordad que aún Dylan espera el Nobel de Literatura. Si me preguntan y sin que me pregunten: no tengo duda, no hay color. Leonard Cohen además de poeta, artista y artesano es también discreción y coherencia: no parece que el oportunismo sea su fuerte. ¿Quién le propuso para el Premio?

sábado, 21 de mayo de 2011

escrito en el paisaje (i)

Principio de una serie que ya empecé sin darle nombre: graffitis con plantilla o a pulso, epígrafes y epigramas, gramática y gritos en su tinta. Y algún que otro borrón en busca de cuenta.









El jardín de los poetas. Tras la puerta sólo queda la poética de los cascotes, de las piedras sobre las que crecieron las plantas desaparecidas. La excavación arqueológica sin fin hace el lugar más decadente que nunca. Con sus motos en la puerta, como un fotograma de película neorrealista. Motos de poetas enfermizos, tal vez entonces Quadrophenia.





domingo, 15 de mayo de 2011

vuelta a la tesis












No sé si Nancy llegó a terminar su tesis. Tal vez lo cuente el mismo libro: tiempo ha que la leí y siguiendo esa costumbre de las relecturas he vuelto a ojearla (con ojo). Ha sido posible porque acabo de comprarme en tierras de RJ Sénder un ejemplar de enésima edición, perdido en casa ajena mi añoso libro, aquel que me trajo la sorpresa y tanto divertimento. Sin profundizar aquí mucho más, sólo por sus chanzas merece la pena, tan clásicas que ya forman parte del patrimonio español de la gracia y el chiste.
















"¿Sabes, Betsy querida? No hay gorilas en España. Cosa de veras inexplicable. No sé cómo han hecho su guerra de gorilas en el pasado por la cual son famosos los españoles en la historia desde el tiempo de los romanos. Tengo que preguntar en la Universidad esta tarde. Aunque me molesta hacer ciertas preguntas, porque hay gente a quien no le gusta contestar. Ayer me presentaron a dos muchachos en la calle de las Sierpes, y yo, que llevaba mis libros debajo del brazo y andaba con problemas de gramátrica, pregunté al más viejo: "por favor, ¿cómo es el imperfecto de subjuntivo del verbo airear?". El chico se puso colorado y cambió de tema. ¿por qué se puso colorado?

Me suceden cosas raras con demasiada frecuencia. Y no se puede decir que los hombres sean descorteses, no. Al contrario, se preocupan del color de mi pelo y hasta de mi salud. En la puerta del café hay siempre gente joven, y cuando vuelvo a casa veo que alguno me mira y dice "Está buena". Yo no puedo menos de agradecerles con una sonsira su preocupación por mi salud. Son muy amables, pero no los entiendo. A veces se ruborizan sin motivo. O se ponen pálidos. Sobre todo cuando les pregunto cosas de gramática".




R. J. Sénder, La tesis de Nancy

sábado, 30 de abril de 2011

loa




















Desde la carretera que viene de Huesca no es más que una gran peña, una más de las que se escalonan sobre el llano hacia la sierra. Poco después, pasado el pueblo de Loarre, la trampa del ojo deja de ser trampa, la naturaleza y la arquitectura han hecho un agradable pacto de vecindad, tan bien avenidas que cuesta ver dónde termina la roca y dónde el muro.















Resulta complicado disfrutar este estuche de arte con pose de erudito, el detalle se despista entre las altas voces de las piedras que obligan volver la vista a tiempos pasados (idealizados sin embargo o por ello). Esta simple e inevitable evocación romántica es la última y eterna victoria del castillo.











Si la carestía absoluta de nuevas impresiones le lleva entonces a recogerse dentro de si y a alimentarse de las que se le agolparon antes en sobrado número para gozarlas y esprimirlas debidamente, una predominará sobre todas, pintándose en su fantasía con los mágicos colores de la visión, con las flotantes y aéreas formas de los sueños. Vio un monte coronado por una de esas tajadas moles parecidas a una fortaleza, trepó la aspera pendiente y la peña, como si se abriera por encanto, le ofreció de repente un castillo más embelesador que los fabricados por obra de los genios. La naturaleza desafiaba los siglos desde lo alto de su inmóvil pedestal, los puntiagudos peñascos eran la diadema de su calva frente y las almenas de su no domada independencia. Vino el arte y le dijo "yo te adornaré y te fortaleceré", y se incrustóen la roca y creció cual yedra asido a ella y la domesticó como a fiero corcel encaramándose encima, y de las peñas unas terraplenó, otras encerró en la oscuridad.




Una cerca de desmoronados torreones rodea el castillo y la cúspide del monte a manera de collar de engarzados camafeos, descendiendo amorosamente hacia el lado de la subida como sobre el pecho de una virgen."




Jose María Quadrado, Recuerdos y bellezas de España

domingo, 17 de abril de 2011

paisaje de un hombre joven



Por entre esas rosas con más espinos que pétalos corre un camino en el que aún se revuelve un regusto de juventud prolongada en el balneario a la taza de la fuente de Juvencio, a sabiendas que esa juventud no es eterna, sólo algunas veces tan larga como la vida y siempre a costa de cortar y acortar ésta. Como el resumen de un libro.












"Cuando hojeo los libros míos, ya viejos, me da la impresión de que muchas veces, como un sonámbulo en completa inconsciencia, he andado por la cornisa de un tejado, a riesgo de caerme, y otras, me he metido en caminos llenos de zarzas, en donde me he arañado la piel.





Esto lo he hecho casi siempre con torpeza; a veces con cierta gracia.


Todas mis obras son de juventud, de turbulencia, quizá de una juventud sin vigor, sin fuerza, pero obras de juventud.







Hay en mi alma, entre zarzales y malezas, una pequeña fuente de Juvencio. Diréis que el agua es amarga y salitrosa, que no es limpia y cristalina. Cierto. Pero corre, salta, tiene rumores y espumas. Eso me basta. No la quiero conservar; que corra, que se pierda. Siempre he tenido entusiasmo por lo que huye".

Pío Baroja, Juventud, egolatría


domingo, 3 de abril de 2011

caricias mil



Es lo que espero de este abril, un mes que tiene por buena costumbre ser generoso conmigo. Me ha traído tanto... y no porque mis abriles se arracimen ya en unas cuantas décadas. De este abril abierto siempre caprichoso quiero sus mil caricias, sus mil contrastes, sus mil sorpresas.





"Acabamos de inaugurar abril, ese mes que dilata los altos sueños. Estamos a la puerta de la Semana Santa, semana (...) en que todos van de aquí allá (...) simplemente para encontrar descanso en nuevos cansancios.

Abril (...) Ni carne ni pescado. Se sofoca uno al sol y se tiembla a la sombra. (...) Abril es un mes loco. Se quita uno el chaleco y añora la bufanda. Le pediríamos a abril un poco más o un poco menos.

(...) Abril y mayo son como dos grandes prólogos donde los chaparrones y los últimos fríos semejan eternas erratas a las que nunca nos sabemos acostumbrar. (...) En la revolución de abril, sobre el asfalto de la ciudad, los cafés se han echado a la calle y ya aparecen los primeros terracistas; (...) esa que proclama la explosión primaveral con un traje ligero y precursor, jugándose la vida como la heroína intrépida de una causa que aún no ha triunfado.

(...) Abril, mes indeciso, avanza hacia la mitad de su reinado. Su monarquía está entre el imperio del invierno y la república estival.

Abril es un extraño pez que no nos dice nunca cuál es su verdadera agua".


César González-Ruano, Caliente Madrid. Antología arbitraria.

domingo, 20 de marzo de 2011

umbral de invierno





Dicen que la visión de Aranjuez en donde pasó largas estancias ayudó a Valle Inclán a rememorar la Galicia de lo intangible e inefable. Así, desde la ausencia, desde la eterna metáfora del jardín umbrío, porque no es la Galicia del mar y del viaje, sino la de las parroquias y las aldeas, la de los aristócratas venidos a menos y los palacios sin gloria ni paz, la Galicia inmutable y eterna.







De los rincones oscuros del jardín, jardines de naturalezas muertas, como tristes bodegones, jardines de huesos y sombras, donde las muchachas en flor se marchitan por culpa de hombres víctimas de la belleza, jardines de almas errantes perdidas en el gran jardín de la noche.







"Cercaba el Palacio un jardín señorial, lleno de noble recogimiento. Entre mirtos seculares, blanqueaban estatuas de dioses. !Pobres estatuas mutiladas! Los cedros y los laureles cimbreaban con augusta melancolía sobre las fuentes abandonadas. Algún tritón, cubierto de hojas, borboteaba a intervalos su risa quimérica, y el agua temblaba en la sombra, con latido de vida misteriosa y encantada".
Ramón del Valle Inclan, Jardín Umbrío




sábado, 5 de marzo de 2011

a catar


Por el cambio de una letra se llega a conocer un paisaje desescrito. Habrá que acatarlo. Y eso que ahora la c no se lleva, con nuestros muchachitos plantando k a todo ca co cu. Nunca voy a ir a Qatar, aunque de pronto el lugar me resulte conocido y transitado: ir a catar vinos, no más lejos y sin salir de la península ni del pueblo, es ruta muy recomendable. A catarsis la verdad hace tiempo le cayó y le callaron la k. Y también es cierto que antes de que tuviésemos padres de la academia ya sucedió con todos los qasr y similares, palabras musulmanas para siempre cristianizadas con c de cristiano, así las Alcalá, Calatayud, Calahorra, Carabanchel o Calatrava. La lengua española fue asimilando palabras de modo espontáneo, la gracia es que hoy en día, que somos capaces de escribirlas tal cual las parieron optamos por ignorar la transliteración y llevarnos por delante el Index Translatorium. Me recuerda al viejo chiste de "ahora que he aprendido a decir pinícula resulta que se llama flim". ¿Es esta "españolización" tarea prioritaria de la RAE? A una, personalmente, le da igual escribir Catar que Qatar siempre que se "normalicen" los criterios de normalización. La toponimia ¿siempre en español?

sábado, 12 de febrero de 2011

escabechina




Inevitablemente he recordado a Quijote y Sancho. Entre el libro de caballerías y el realismo mágico divertidísimo (porque para mí el realismo mágico lo inventó Cervantes) discurre la biografía de un imaginado Fanto Fantini. Hay mucho de alma gallega y de las cocinas y de los caminos de Santiago del sabio Cunqueiro en su pintura de Italia, tan certera y tan fantástica. Sobre todo en el desapasionamiento y la ausencia de drama ante la muerte: en Galicia a la sin dientes le hablan de tú.




"Los viajeros se detenían debajo de una higuera, que tendía sus retorcidas ramas por encima de un muro medio arruinado, y alcanzaban fácil los higos verdescos, que reventaban melosos entre las grandes hojas (...) allí Ubaldo Cane de Cimarrosa, la víspera de la batalla contra los pisanos, había hecho correr entre éstos la noticia de que jurara solemne no pasar el río por el puente, sino vadearlo aguas arriba (...) El capitán de Pisa murió de su ira por haber caído en la trampa, y messer Ubaldo pidió permiso para saludar el muerto, y como los suyos querían enterrarlo en su ciudad, el vencedor, que siempre llevaba consigo varias barricas con pichones en escabeche, mandó sacar de una las aves, y escabechado se fue para Pisa, a hombros de sus tenientes, el infortunado Paolo Enza dei Mutti, que así se llamaba el crédulo hombre de guerra. Aun hoy se conoce el lugar de su sepultura, que el vinagre mata sobre ella las hierbas y no se logra en su cabecera el laurel".


Álvaro Cunqueiro, Vida y fugas de Fanto Fantini

martes, 18 de enero de 2011

cada visita










Cada visita a Sigüenza me narra la aventura de una ciudad que aparentemente estática ha dado ese cambio de tantos lugares, el cambio que espera a Aguilar de Campoo, a Burgo de Osma, a Ciudad Rodrigo, a Trujillo, el que sufrieron Santillana del Mar y Chinchón mucho antes. Cuando en sexto de la egb conseguí que la excursión de fin de curso nos llevase a Sigüenza, apenas fui capaz de localizar poco más que el Doncel y su casa. El castillo de los obispos como lucía en uno de los primeros folletos de mi colección (aquellos del extinto Ministerio de Información y Turismo) con sus torres ruinosas protegidas con tejadillos no aparecía por ningún lado. Ya había sido restaurado y convertido en parador. En aquella misma visita el almuerzo infantil en la Alameda nos llevó a conocer a un vejete que nos endosó sus poemas de cinco pesetas. Todo seguía igual cuando volví en 1990. Con otra mirada comencé a ver la decadencia de las viviendas que traslucían la rutina de los días. En ese ser cotidiano dejamos transcurrir nuestra estancia. No fue ya igual cinco años después, sensación muy parecida a la de mi última "relectura" del pasado 2010. Sigüenza es ya, plenamente, una ciudad turística. Ha perdido parte de su comercio tradicional y sus casas de comidas de antaño. Los alojamientos animan al descanso por doquier. Las botas de vino son sintéticas. Ahora, tan sofisticado, tan escogido, tan... correcto el comer. Incluso puedes visitar la casa del Doncel, irreconocible, pero ya no puedes quedarte contemplando cuanto quieras el descanso inmortal de tan desafortunado muchacho (que a pesar del mote conoció hembra). Aun así no es excesivo el peaje por borrar un deterioro que parecía imparable. Los paseos de la ronda, el mercado de los sábados y el frío que hace que los huesos tintineen permanecen. También ese aire de colonia veraniega de la sierra en ese barrio ilustrado que enlaza la ladera medieval con el río. Y también, en meses menos amables, la vida dura no tan pintoresca de quien allí vive, tierra adentro.



"Al amanecer de hoy, bajando de Barbatona, vi a la gran Sigüenza que me abría sus brazos para recibirme. ¡Oh alegría del ambiente patrio, oh encanto de las cosas inherentes a nuestra cuna! Vi la catedral de almenadas torres; vi San Bartolomé, y el apiñado caserío formando un rimero chato de tejas, en cuya cima se alza el alcázar; vi los negrillos que empezaban a desnudarse, y los chopos escuetos con todo el follaje amarillo; vi en torno el paño pardo de las tierras onduladas, como capas puestas al sol; vi, por fin, a mi padre que a recibirme salía con cara doble, mejor dicho, partida en dos, media cara severa, la otra media cariñosa. Salté del coche para abrazarle, y una vez en tierra, hice mi entrada a pie, llegando a la calle de Travesaña, donde está mi casa, con mediano séquito de amigos, y de pobres de ambos sexos, ciegos, mancos y cojos, que sabedores de mi llegada querían darme la bienvenida... "
Pérez Galdós, Benito, Las tormentas del 48