vividos, viajados o sencillamente imaginados






martes, 28 de octubre de 2008

un dublinés

En días como éstos, de difuntos y santos, Joyce ordena con sus palabras nuestros pensamientos.

"Sin embargo, -continuó Gabriel, con una inflexión más delicada-, las reuniones como ésta no pueden evitar el acoso de pensamientos más tristes, rememoraciones del pasado, de la juventud, de cambios, de rostros que esta noche echamos de menos. Nuestro paso por la vida está profusamente sembrado de tan tristes memorias a las que acudimos con melancolía siempre que nos resulta imposible hallar el modo de afrontar con coraje nuestra labor entre los vivos. Todos tenemos deberes y afectos que re­claman, con razón, nuestro esfuerzo más cons­tante y tenaz. De modo que no me entretendré en el pasado. No permitiré que ningún tétrico moralismo se introduzca esta noche entre nosotros".

James Joyce, Los muertos

lunes, 27 de octubre de 2008

otro dublinés

Joyce lleva a imprenta un callejero en el que sitúa con minuciosidad cartográfica el desarrollo de la acción, de tal modo que la fisonomía de la ciudad se nos representa en los personajes que acoge.
Perspicacia e introspección son derroche de artista: Joyce es el único responsable de que Dublín sea una ciudad tan bien contada.
Sus personajes son además universales y atemporales, tanto que nos recuerdan a alguien, y un poco más allá, incluso a él mismo.

"Trató de sopesar su alma para saber si era un alma de poeta. La nota dominante de su temperamento, pensó, era la melancolía, pero una melancolía atemperada por la fe, la resignación y una alegría sencilla. Si pudiera expresar esto en un libro quizá la gente le hiciera caso. Nunca sería popular: lo veía. No podría mover multitudes, pero podría conmover a un pequeño núcleo de almas afines… Persiguió sus sueños con tal ardor que pasó la calle de largo y tuvo que regresar... La luz y el ruido del bar lo clavaron a la entrada por un momento."

James Joyce, Una nubecilla

jueves, 23 de octubre de 2008

morriña


Morriña, como el gato que quería ser león...


“Cuando un hombre consigue llevar a la fraga un alma atenta, vertida hacia afuera, en estado –aunque transitorio- de novedad, se entera de muchas historias. No hay que hacer otra cosa que mirar y escuchar, con aquella ternura y aquella emoción y aquel afán y aquel miedo de saber que hay en el espíritu de los niños”.


"La fraga es ella misma un ser compuesto de muchos seres. Como la ciudad. Pero es más varia que la ciudad, porque en la ciudad el hombre lo es todo y su carácter se imprime hasta el panorama urbano, y en la fraga el hombre resulta apenas un detalle del que se puede prescindir.


Hasta no es muy seguro que el hombre sea también en la fraga la conciencia de la naturaleza, porque cuando el lagarto se queda inmóvil, como una joya verde y añil abandonada sobre una roca, o la urraca se detiene en un árbol a mirar con sus ojos pequeñitos los charcos que brillan y las hojas que tiemblan, o el penacho apretado y tierno de un pino de cuatro años se asoma sobre el tojo, podría jurarse que de alguna manera sienten en su sangre o en su savia la dulzura, el misterio y el encanto de aquel lugar”.

Wenceslao Fernández Florez, El bosque animado



El bosque se ha transplantado al cine en dos ocasiones. Hay una película de hombres y otra película de animales. Dos cintas que no se contradicen. Ambas reflejan la vida en el bosque, más aún, el particular universo gallego. En ambas la vegetación y el suelo, el aire y el agua resultan elementos comunes, aglutinantes, interlocutores. Afirma el escritor que el bosque está compuesto de muchos seres, pero esa mezcla sólo existe en la realidad y en la ficción literaria. El cine, honesto, sin recurrir a trucos rogget rabbit, ha tenido que desdoblarla. Supuestas carencias y querencias sentidas.

sábado, 18 de octubre de 2008

geografía política

Geografía cuadriculada. Cuadratura del planeta. Trazo a cordel con pasado colonial. Geometría con obra maestra en las sublimes cuatro esquinas de los usa.



Australia
. País que se encuentra en los mares del Sur y cuyo desarrollo industrial y comercial se ha visto inexplicablemente retrasado por una inoportuna disputa entre los geógrafos sobre si se trata de un continente o una isla.

Camino. Franja de tierra por la cual uno puede desplazarse desde el aburrido lugar donde se encuentra a otro punto al que es inútil llegar.

Diestra (a la). Estado de encontrarse en el lugar apropiado (Véase Político).

Divorcio. Reanudación de las relaciones diplomáticas y rectificación de las fronteras.

Exiliado. El que sirve a su país residiendo en el extranjero, aunque no es embajador.

Extranjero. Perteneciente a un país inferior.

Frontera. En política, línea imaginaria entre dos naciones, que separa los derechos imaginarios de la una de los de la otra.

Geógrafo. Que puede explicarnos despreocupadamente la diferencia entre el exterior del mundo y el interior.

Inmigrante. Persona desinformada que cree que un país es mejor que otro.

Istmo. Sede de un canal.

Metrópolis. Baluarte del provincianismo.

Probable. Que, cuando lleguemos al cielo, encontremos que otros ya se han apropiado de las mejores parcelas considerándolas “tierras deshabitadas”.

Puerto. Lugar en el que los barcos que se refugian de las tormentas se ven expuestos a la furia de las aduanas.

Ambrose Bierce, El diccionario del diablo (trad. V. Campos)


En ocasiones puede Bierce resultar desfasado, pero gran parte de las acepciones de su diccionario son de alcance universal. Rotundamente universal si nos fiamos de Henry Miller, para quien no debe faltar en la biblioteca de un manicomio.

Bierce atrapa la sátira, el cinismo bien entendido y el ingenio, y más allá de sus columnas periodísticas (hay un fructífero periodo en que trabaja a las órdenes de un entonces joven Randolph Hearst) envasa -en el hoy tan in género del diccionario- un catálogo de términos cuya acepción correcta, políticamente correcta, ignorábamos: dispuestos en orden pero sacados de quicio, para que entendamos todo de una vez por todas.

lunes, 13 de octubre de 2008

la ciudad de la luz

Así proclaman las mayúsculas en los folletos de las agencias de viaje.
Nada que ver con el viaje al fin de la noche.
Es éste un viaje, en toda regla, fuera de mapa.
Un viaje que no se oferta.
Un viaje que podría ser un viaje a cualquier sitio.
Y Céline que insiste: es París.
"En el gran abandono lánguido que rodea la ciudad, allí donde la mentira de su lujo va a chorrear y acabar en podredumbre, la ciudad muestra a quien lo quiera ver su gran trasero de cubos de basura. Hay fábricas que eludes al pasear, que exhalan todos los olores, algunos casi increíbles, donde el aire de los alrededores se niega a apestar más. Muy cerca, enmohece la verbenita, entre dos altas chimeneas desiguales; sus caballitos pintados son demasiado caros para quienes los desean...

Todo son esfuerzos para alejar de aquellos lugares la verdad, que no cesa de volver a llorar sobre todo el mundo; por mucho que se haga, por mucho que se beba, aunque sea vino tinto, espeso como la tinta, el cielo sigue siendo igual allí, cerrado, como una gran charca para los humos del suburbio".

Louis Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche

domingo, 5 de octubre de 2008

naturaleza de mínimos

Cierto que me han sorprendido la reflexión y la descripción de Fernán Caballero. Como huída del tópico del paisaje pintoresco, bien, al fin y al cabo ella es uno de los referentes de la literatura realista. Otra cuestión es que por distinto camino alcance la contemplación del paisaje en término semejante a como lo hizo el Romanticismo. Y a buen seguro que el camino de la escritora es más corto.

Ornamentos los imprescindibles, dramatismo el justo. Esta naturaleza de mínimos, que tampoco pide mucho, pone en guardia los sentidos y despabila el corazón.

"Se alegraba su ánimo al contemplar aquel espléndido cielo, pues como dice Lamartine, allí donde el cielo sonríe, impulsa al hombre a sonreír también. Admiraba horas enteras la reventazón de las olas del mar, que en tan airoso y grave movimiento se henchían para extenderse en espumoso torbellino sobre la dorada arena. Complacíase en observar las formas caprichosas de las rocas, esas masas anfibias, alternativamente cubiertas por las olas y alumbradas por el sol, insensibles a las caricias de éste y a la amargura de aquéllas, pues nada temen y nada esperan.

Todo aquello le infundía mil sensaciones y pensamientos, pues como dice Balzac: le paisage a des idées; el paisaje tiene ideas.



Es cierto que el paisaje que la rodeaba, compuesto por el mar y un coto de tierra llana, sin accidentes de terreno, sin árboles, sin agua, ni más señales de habitación humana que la cuadrada y pesada mole del caserío que habitaban, no pertenecía al orden del paisaje que se denomina ameno o romántico; y no obstante, ¿cuál es el encanto que existe en una naturaleza inculta y uniforme? ¿Por qué infunde ésta ideas alegres y elevadas, mucho más que lo hacen los frondosos paisajes, con sus bosques, sus quebradas, sus arroyos, sus variadas vistas, en las que todo se mueve, se engalana, se agrupa vistosamente? Puede que el amor al país y la costumbre participen al primero su encanto; puede que sea un sentir peculiar a la persona que esto escribe; pero ello es que una dehesa uniforme con su sello de primitiva y libre vegetación, un cielo puro y alto, un mar azul que compite en brillo y grandeza con el cielo, un caserío austero y grandioso, cuidando de su fuerza sin atender a su adorno, le parecen llenos de una majestad serena que ensancha el alma e impregna el ánimo del tranquilo goce de la soledad y de la gran sensación de lo infinito. Parece allí la tierra más humilde y el sol más sonriente, si es lícito expresarnos así. Es allí el aire más puro y más balsámico, profusamente impregnado como se halla del enérgico perfume de las silvestres plantas. Pocas cosas distraen la contemplación en aquella grave naturaleza, que parece ella misma meditar abstraída".

Fernán Caballero, Clemencia

viernes, 3 de octubre de 2008

y lo que te rondaré...

"Toledo posee el color, la rudeza, la enérgica miseria de la sierra en que campea y a cuyas recias articulaciones dan desde luego una impresión de energía de pasión. Es menos una ciudad, cosa ruidosa y apegada a las comodidades de la vida, que un lugar significativo para el alma. Bajo la cruda luz que presta a cada arista de sus ruinas un vigor y precisión en los que se sienten fortificados los más muelles caracteres, es al mismo tiempo misterioso, con su catedral que surge hacia el cielo, sus alcázares y sus palacios, que sólo adquieren vida en los patios invisibles.
...Así de invisible y secreto en este áspero país tórrido, Toledo se revela como una imagen de la exaltación en la soledad, como un grito en el desierto".

Maurice Barrès, "Un amateur" de almas


"¿Cómo revelar los grandes movimientos monocromos de esa tierra violácea y ocrosa? Sería necesario marcar su color y sus curvas, y después también hacer sensibles las partes nutridas, pesadas, en donde ningún edificio es notable, pero que precisamente tienen la belleza de los grandes espacios llenos de arquitectura".
Maurice Barrés, Greco o el secreto de Toledo