vividos, viajados o sencillamente imaginados






sábado, 30 de junio de 2012

el guiño





Fernando. Ni siquiera la tienda de máscaras donde Stanley Kubrick encargó las de Eye Wild Shut. Fue este escaparate que me hizo acordarme de tí. Al buscar las imágenes para la entrada anterior volví a verla. Tras leer  tu comentario no he tenido más remedio que reconocer este recuerdo y este guiño mientras disparaba.



jueves, 28 de junio de 2012

piedra, papel...






Este verano no hay Venecia posible. 
A diferencia de otros, no hay, tampoco, despedida con libros. 
Bien pensado, tampoco hubo desayuno con diamantes. 
Pero esto me daba un poco lo mismo: me han gustado  más los papeles que los pedruscos.
Ahora bien, tijeras, de momento, no habrá, más que nada porque aún no he aprendido a cortar el agua...
y porque mi Venecia siempre ha sido sin tí.




domingo, 20 de mayo de 2012

corazón



El corazón de Navarra es Pamplona, y el corazón de Pamplona, su cuarto de estar ( corazón del hogar de cada uno) como los pamplonicas le llaman, es la Plaza del Castillo. Una novela de este nombre anticipa el mosaico que será años después, después de la guerra, La Colmena de Camilo José Cela. La novela (episodios subjetivos y marcada tendencia ideológica aparte) sitúa en la plaza el caleidoscopio de España en los días inemdiatamente anteriores al inicio de la Guerra Civil, los Sanfermines de 1936, en un dibujo excepcional.


Algunas de las cosas que se dicen en la novela se reproducen hoy en palabras similares. Hace unas semanas, en uno de los tantos y encantadores bares de la ciudad pegué oreja al grupo de ya talluditos jugadores de mus que tenía al lado. Hacían, como hacemos tantos españoles, política de salón, tema dilecto en las tertulias de bar. Diseccionaban desde la sabiduría de los años el decaimiento de la moral. Y uno repuso -Oye, que aquí se quiere mucho al Moreno. -Sí sí, pero en fiestas, que está solo el resto del año.

Bajo el manto del santo todas las pamplonas se estrechan, superponen, funden. Es el sueño de una semana de verano, tal vez. Sin embargo he visto la plaza con su esencia y sin castillo, como un atemporal diorama para forasteros. Y he sentido la eterna presencia de San Fermín en el corazón de su casa.





"La plaza del Castillo, por puro atavismo climatológico, había regresado al mes de noviembre. Las tormentas trajeron el temporal y el Cantábrico, tan cercano y amigote, salpicó la costa con una helada energía de invierno que en definitiva pagaban los futuros espectadores de la corrida del Comercio. Escasamente húmeda, aparatosamente fría y unánimemente desapacible, la plaza del Castillo ofrecía a los habitantes de Pamplona la grata delicia de sus antiguos y nobles cafés, la calurosa urgencia de sus bares más recientes, la térmica tertulia de los casinos.

... Leía en la plaza la historia de su tierra... pensaba que si con arreglo a una excelente definición, hombre culto no es aquel que mucho sabe de muchas cosas, sino más bien el que ha encontrado, para sí y para los suyos, un haz de soluciones a los terminantes y eternos problemas de la existencia, la plaza del Castillo era un aula clara de cultura, una viva lección de humanismo".


Rafael García Serrano, La plaza del castillo

lunes, 26 de marzo de 2012

las calles de tabucchi




"Escriba un artículo sobre el alma, todos lo necesitamos".

Antonio Tabucchi, Sostiene Pereira: una declaración







Estas calles del Barrio Alto tienen tan arraigada la prensa que hasta alguna lleva nombre de periódico. No han debido cambiar mucho, aunque la palabra república en aquellas fechas no se prodigaba por las paredes.

Son las que pateó Pereira, con la columna cultural medio escondida, sin llegar a doblarla, porque Pereira cumplió finalmente con lo que le pedía el doctor Cardoso: "Escriba un artículo sobre el alma, todos lo necesitamos".

Estas calles de Pereira antes las caminó Pessoa, luego las ha recorrido Tabucchi, casi hasta ayer mismo.




lunes, 19 de marzo de 2012

¡viva la Pepa!



Viva la Pepa acabó siendo una lectura maliciosa de la alegría que trajo la Constitución de 1812: el todo vale, la irresponsabilidad, la desidia, el desinterés y el aquí me las den todas. Los españoles, que ciertamente somos dados a la fiesta y a las efusiones públicas, esta vez tuvieron una buena excusa. La española le plantó cara al francés; así que Pepa de Cádiz le habló de tú a Pepe Botella y le partió la constitucional bayoneta, aunque ahí el hermano mantuviera presos al rey cesante y al rey aspirante.


Pero eso dio lo mismo. Luego vendrían días de vivas sin argumento, y también penas hijas de su defensa. Tuvo que pasar mucho tiempo para que el trágala acabase en buena digestión y le quedasen borradas a la Pepa sus tres primeras palabras.

Hoy tenía previsto estar en Cádiz, no ha podido ser.


"Art. 6. El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos".

Constitución española de 1812,
promulgada por las Cortes Generales de España
el 19 de marzo de 1812 en Cádiz





jueves, 16 de febrero de 2012

dije malos escritores...



Hace unas cuantas entradas hablaba de los malos escritores a propósito de unas líneas sobre (no iba por él, por supuesto) Ruano , aquel que sedujo a Venecia.

El tema de escribir ha llegado a tal punto que se ha convertido en un artículo de consumo más. No se trata de la calidad de lo que se escribe, se trata de escribir más. De cuando se olvida el valor de una frase bien dicha, de cuando se olvida el valor de un trabajo que el pudor impide mostrar hasta que esté bien pulido, rematado, y aun a sabiendas de que algún ángulo ha quedado por limar. Escribir por escribir, porque las palabras van al peso y la sopa gusta con muchas letras, aunque no tenga sustancia el caldo y se sirva a ritmo de churros.

Ya lo decía el austero Fernando Aramburu, el que deja pasar entre libro y libro mucho tiempo, porque sabe sin saberlo que el poso de sus libros no lo borran los años. Mejor saborear que devorar. Y siempre, siempre, por si hay duda, primero leer, mucho leer, luego escribir, no importa cuanto. Baudelaire sólo con el Albatros tuvo suficiente para pasar a la posteridad de las letras y de la modernidad.

Los fuegos con limón del Aramburu que Victoria me descubrió se convirtieron en serios juegos con fuego, donde los limones acabaron siendo naranjas dulciamargas. Porque como se dice en la presentación del libro

"comprenderá que nada importa tanto como una página bien escrita y que el viejo sueño de hacer arte de la vida, y vida del arte, siempre termina malparado ante la terca torpeza de la miseria cotidiana".
Fernando Aramburu, Fuegos con limón



El paisaje de fondo, como tantas veces, Aranjuez.


viernes, 10 de febrero de 2012

vaga felicidad









De Pontevedra a San Andrés de Louza y a la quinta del Tejo, es una jornada recreativa más bien que un viaje. Atravesé la ría en una lancha alquilada en Pontevedra: desembarqué en la opuesta orilla, y me resolví a andar a pie cosa de un cuarto de legua por la comarca más pintoresca que soñarse puede. Desde la playa, cuya arena finísima y plateada conserva la huella del pie, y que rodean grandes matas de aloes en flor, hasta los senderos cuajados de madreselva y los campos de maíz que susurraban al soplo del viento, todo me pareció un oasis, y mi espíritu se inundó de esa vaga felicidad que en la juventud nace de la excitación de los sentidos y de una especie de presentimiento inexplicable, nuncio del porvenir: presentimiento que sin augurarnos sucesos felices, nos alboroza como si en efecto hubiesen de serlo.

Emilia Pardo Bazán, Una cristiana






domingo, 5 de febrero de 2012

escrito en el paisaje (ii) idiomas

¿cómo se dice cerveza en griego?








la adivinanza es difícil, la respuesta imprevisible, el chiste...


miércoles, 25 de enero de 2012

la paciencia







Tenía un asunto pendiente con ese castillo que apunta su proa a la costa y se atreve a desafiar al mar, tal vez porque las aguas asusten e intimiden menos desde esa altura en que parecen llanuras de estaño. Aunque después de tantos siglos allí encaramado lo más probable es que haya terminado entablando amistad con la roca y el horizonte, harto de tanto asedio, sed y viento, de que tanto hijo de ibero y romano, moro o cristiano le recorran las venas, antes de que franceses de tantas generaciones vengan a patearle las tripas. Tenía que rendir mis honores a este desgastado santo Job que hoy en su atalaya chumbera no está sino a verlas y verlos venir, restauradores, curiosos o turistas bienintencionados, lo que es una al fin y al cabo, por mucho que piense que visitar al enfermo es una obra de caridad.




domingo, 15 de enero de 2012

... y el principio del fin





Me gusta menos que el de Arquímedes o el de Pascal, en los que al menos algo flota o se desplaza ante tamaña presión, pero no desaparece ni se hunde. El principio del fin no es tan frío, pero sí más lapidario y solemne, vamos, lo que diferencia la física de la metafísica. Tan serio que nadie osa decir que el principio del fin es la efe, porque con estos principios del fin, a los que no se les ve el cómo del final, no/se/bromea.