vividos, viajados o sencillamente imaginados






martes, 29 de julio de 2008

viento

Ayer y hoy, molinos con un castillo a su vera, llegados siempre después que el castillo. Como colonos que buscan asiento en la cima, lejos ya los días de batalla.

Ayer y hoy la tierra, La Mancha, que parece ser cosa de dos: don Manuel González, alias Plinio, y don Lotario, desfaciendo entuertos, como Quijote y Sancho con seso mejor amueblado y el juicio en su sitio.

Ayer y hoy, molinos movidos por viento, viento aventurero. Aunque allí donde hay molinos y tal vez gigantes, no veamos más que ventiladores.

“ex quo videbatur triginta aut quadraginta molinos venti et pene Quijotus vidit eos, volvit cabezam ut dicere escudero sao: Ventura guiat pasos nosotros melior quam nos potebamus esperare: vide in illo altozano triginta aut magis descomunales gigantes con quibus ad escapem volo facere batallam et quitare vitan et con suis despojis nos fiemos ricos…
-¿Qué lee ese que no entiendo nada?
-Me parece que un Quijote en latín macarrónico, Manuel”

Francisco García Pavón, Voces en Ruidera
Ignacio Calvo, Historia domini Quijoti Manchegui



"—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.
—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas (...)
Dio de espuelas a su caballo Rocinante ... diciendo en voces altas:
—Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
—Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
—¡Válame Dios! —dijo Sancho—. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
—Calla, amigo Sancho —respondió don Quijote—, que las cosas de la guerra más que otras están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
—Dios lo haga como puede —respondió Sancho Panza".

Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

miércoles, 23 de julio de 2008

tejados en flor


Por aquel entonces don Antonio ya tenía sus dificultades para encontrar buhardillas en Madrid, pero pudo recrearse en la visión limpia de las que asoman al Viaducto. Si das un paseo ahora para buscarlas, tómalo sin prisa y como un juego porque no se dejan ver así como así. Unas han desaparecido, otras se ocultan tras el espejo disuasor de mirones, aunque siempre hay alguna que no sabe esconderse a tiempo.

"Las guardillas son los ojos, el alma, la vida de los tejados. Un tejado sin guardillas es como un campo arado, pero yermo, de tierra colorada, arcillosa, que nunca hará germinar la amapola que es la guardilla. Las guardillas son las que formaban el paisaje urbano madrileño...

...paisaje austero, recio, como La Mancha, como Castilla, uniforme, sin concesiones al cromo o a la acuarela; paisaje hecho con la espátula de un pintor que fuera muy hombre y muy pintor él.

...La guardilla, habítela quien la habite y desnuda de adornos, es siempre alegre. Tiene esa alegría de lo primitivo, de lo sencillo; esa alegría de lo que está por encima de todo, de lo incontaminado".

Antonio Díaz-Cañabate, Historia de una taberna

jueves, 17 de julio de 2008

ida y vuelta

“La estación de los amores, viene y va,
y los deseos no envejecen, a pesar de la edad. …
La estación de los amores, viene y va,
y llegará sin avisar, ya verás, te sorprenderá. …
Le queda un nuevo entusiasmo, por latir, al corazón
y otra posibilidad de conocerse.
Los horizontes perdidos no regresan jamás.
La estación de los amores, volverá
con el temor y las apuestas, y esta vez cuanto durará”.

Franco Battiato, La estación de los amores


El viaje no cesa para este Ulises eternamente ceñido a su Mediterráneo y su galaxia finita, viejos conocidos por los que a veces incluso discurre sin coordenadas: No time no space no cayó, aunque es lo de menos. El hecho es que Franco Battiato acertó a tomar tierra en Madrid (a diferencia de Waits, cuya gira en Europa "marcada por la constelación Eridano" -sic masomenos- nos dejaba fuera de órbita).

Clásico y ultramoderno. Ya le gustaría a más de un indie …
Entretenidísimo hasta en sus momentos más suaves y desconocidos.
Poca pose y mucha talla.
Versátil y joven.

viernes, 11 de julio de 2008

la mar de salado



Una visión en apariencia fragmentada del paisaje tenemos en el acto -y el gozo- del comer. Es cuestión de geografía: no hay que separar el bocado de la cuna. Qué sucede, por ejemplo, con el pescado. El pez muere por su boca, para que por la nuestra el mar se adentre hasta instalarse en el paladar. Por eso, aunque hay cocineros que afirman que admite muchas más salsas que la carne, el pescado que mejor nos cuenta de dónde viene es el del guiso sencillo, sin afeites, sin maquillaje... y sin añadido alguno de sal.



“El pescado de los viernes…en el interior de Castilla suele ser de los lunes o los martes…de la semana anterior. De aquí la popularidad obtenida en España por esas momias pisciformes que llamamos bacalaos y que al decir de los comerciantes proceden de Escocia y Noruega, aunque más bien parecen extraídas de las tumbas faraónicas…su verdadero puesto estaría en los museos de Historia Natural, junto a los vestigios de otras especies ya desaparecidas; pero la fe lo ha impuesto en nuestros comedores a tal punto que ya no importa el que un pueblo tenga o no tenga pesca fresca para que lo coma, sino que tenga o haya tenido sentimientos religiosos. Bilbao, por ejemplo, ha hecho un verdadero arte de la preparación del bacalao, y este pez-vestigio que procede de la eternidad, suele triunfar en los chacolís bilbaínos sobre las sabrosas merluzas y los deliciosos lenguados del Cantábrico…”

Julio Camba, Los prejuicios



“En cuanto a la pesca, de toda la que recogemos en nuestros mares, apenas si llega a Madrid una media docena de especies. El rodaballo, por ejemplo, pez ya ilustre en la antigüedad romana, es casi desconocido en Madrid. Igual le ocurre también a la xarda o caballa, de tan fuerte sabor marino, y es verdad que este pescado se descompone fácilmente; pero la raya, en cambio, no puede comerse fresca, por la excesiva dureza de su carne, y tampoco la encontramos nunca en nuestras pescaderías a pesar de su excelencia y baratura".

Julio Camba, La capitalidad gastronómica

domingo, 6 de julio de 2008

altos vuelos

El valle de Bohí es más que un catálogo de iglesias de primera. Todos los personajes que un día habitaron Erillavall conversan en las alturas con los campanarios y las montañas: ha sido Cela quien los ha echado a volar, habitantes que hoy regresan al valle vacío.


“Erillavall, a la falda del rumoroso monte que dicen Vasco, no es ya ni sombra de lo que en pretéritos tiempos fuera y no volverá a ser jamás. Todos los elegíacos versos de los poetas dolientes caben, uno tras otro, a estos últimos pueblos del viejo señorío de Erill, perdidos como lobatos entre fragas remotas y ancianos y oxidados recuerdos de paladines. Por encima de los tejados de Erillavall todavía vuelan, vestidos de vaporosa fantasma, los condes enamorados y en derrota y los canteros románicos, los pacientes pintores artesanos y el juglar zascandil… El viajero no los vio volar, aunque sabe que vuelan, ¡vaya si vuelan!, y declara, pidiendo la caridad de ser creído, que la culpa de no haberlos visto fue suya y sólo suya, quizás por no tener bastante claro el avizor –y adivinador- ojo de besugo del alma.

La iglesia de San Juan Bautista de Bohí … es igual que una alondra que se cansó de volar el monte y su misterio… es más modosa y sin afeites, más acorde con el escueto y sobrio puro paisaje en el que se alza.


Tahull es pueblo encaramado en un duro repecho, caserío con porte de huraño gavilán”.


Camilo José Cela, Viaje al Pirineo