vividos, viajados o sencillamente imaginados






viernes, 25 de noviembre de 2011

los ojos de un castellano





No había Example,
ni Senyor Esteve,
ni posada del Senyor Parellada,
ni prodigios entre expos,
ni ruiseñores entre gatos de cuatro en cuatro,
ni Barça,
ni señoritas en la calle Avignon,
ni colón de piedra,
ni hotel Colón,
ni conde borbón,
ni ramblas alicatadas,
ni olimpiadas,
ni Gaudí,
ni rumba,
ni maquinavajas,
ni tres-plazas de toros-tres,
ni Marsé.




Y aun así.




"No se descuidaron de darse priesa, de modo que llegaron a Barcelona poco antes de que el sol se pusiese.
Admiróles el hermoso sitio de la ciudad, y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad y satisfacción de todo aquello que de una grande y famosa, rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo".

Miguel de Cervantes, Las dos doncellas