"Vos, cuyo talento está por encima del vulgo; vos, que escribís, que aleccionáis, que aconsejáis; vos que dirigís al pueblo, tenéis una hermosa misión que cumplir y un hermoso ejemplo que dar".(...) El obispo había terminado su plática.
(...) Por su piel corría ese frío estremecimiento que dan las grandes dichas. No veía a nadie. No pensaba más que en sí mismo. (...) El pueblo de París lo contemplaba y lo envidiaba. Luego, alzando los ojos, vio a distancia, al otro lado de la plaza de la Concordia, la cámara de los diputados. (...) Lentamente bajó los peldaños de la alta escalinata, entre dos filas de espectadores. Pero él no los veía. Su pensamiento volvía atrás, y ante sus ojos, deslumbrados por el resplandor del sol, flotaba la imagen de la señora de Marelle, arreglándose ante el espejo los ricillos de las sienes, que siempre tenía alborotados al salir de la cama".
Guy de Maupassant, Bel Ami
5 comentarios:
Magdalena, como siempre un buen texto, aunque sin embargo, el que he leído dos veces es el tuyo.
Eso de 'sabe que al fin su fin no se halla en el panteón de hombres ilustres, donde inevitablemente se es más muerto que ilustre'... me ha encantado. Tiene una ironía, elegante e ingeniosa, que me 'pirria'
Genial. ¡Me gusta!
Eh, gracias Icíar y Madison.
Icíar, te echaba de menos. Me alegra de que te guste lo que escribo. Poco a poco habré de lanzarme.
Madison, la bienvenida desde aquí. Espero verte más a menudo. Con más detenimiento me pasearé por tu blog. De momento una pregunta: he visto los blogs de tu lateral ¿vienes vía -Nada que decirte o Hobby Horse? Me ha resultado muy curioso que dos de los blogs que yo sigo se encuentren entre los tuyos.
Claro, no sólo hay los que no dan una puntada sin hilo, sino también los que si la aguja tiene hilo, no cosen.
Especies, me has dejado sin hilo. ¡Qué razón tienes, y qué bien dicho!
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