vividos, viajados o sencillamente imaginados






sábado, 3 de enero de 2009

dioses de bohemia



Malá Strana es el barrio extramuros en el camino al castillo, al otro lado del puente, el barrio pequeño a orillas del inmenso Moldava. Me recuerda a Aranjuez. Serán los canales, o las casas del siglo XVIII, o sus soportales, o las iglesias cupuladas. ¿O su gente? Porque las calles no sirven de nada si nadie las transita, humanos o dioses. Paseé por ellas en el otoño de aquel 2002, el año de las inundaciones. El agua desbordada no pudo llevarse por delante el alma de Malá Strana, tal vez el barrio más bohemio de la capital bohemia.



"La fonda de Stajnic era el Olimpo de la Malá Strana, donde se reunieron los dioses de aquel barrio. La Malá Strana -tanto en las casas como en la gente- tiene algo de silencioso, patriarcal y hasta soñoliento, y esta ambiente rodeaba también a todos aquellos señores... Para nosotros los bachilleres, el Olimpo de la fonda de Stajnic era tanto más el Olimpo porque allí estaban también todos nuestros viejos profesores. (...)



Todos los retengo en la memoria como si los viera hoy. Primero, el señor consejero del Tribunal de Apelación. Alto y seco y de una dignidad inmensa... Los jueves no teníamos colegio por la tarde y jugábamos en las fortificaciones antiguas, mientras él se paseaba por aquellos parques. (...)



Despues estaba el tuerto, señor conde. En el barrio de Malá Strana nunca faltaban condes, pero aquel conde tuerto era probablemente el único que frecuentaba las fondas del barrio... El señor conde tenía para mí -la verdad sea dicha- un gran parecido con aquel halcón que, con puntualidad verdaderamente cruel, acostumbraba a posarse diariamente, cerca de las doce de la mañana, en la aguja de la torre de la iglesia de San Nicolás....



También era asiduo a la fonda el gordo médico mayor, todavía de buen ver, pero ya retirado. Se cuenta que una vez, cuando una personalidad muy alta inspeccionaba los hospitales de Praga y criticaba algunas cosas, dicho señor le constestó que no entendía de nada, lo que le valió el retiro y, al mismo tiempo, nuestra veneración. (...)



Recuerdo con suma satisfaccción los momentos que pasé entre ellos y la sensación de independencia, hasta de grandeza, que experimenté cuando, después de haberme matriculado en la Universidad, entré por primera vez, sin miedo a los profesores, a la fonda de Stajnic, entre aquellos seres sublimes. No me hicieron mucho caso, dicha sea la verdad. Mejor dicho, no me hicieron ningún caso. (...)



Yo por el contrario, me fijaba bastante en ellos, no por lo mucho que les oía, sino por lo mucho que me llamaba la atención. Me considero una copia muy pobre de tales seres, pero lo que tengo de sublime y de grande en mi persona se lo debo a ellos".



Jan Neruda, Cuentos de la Malá Strana

3 comentarios:

rubén dijo...

Hace unos meses cambié a última hora Praga por Brujas, por lo que tengo un montón de lecturas recopiladas. Entre ellas Jan Neruda, claro.

Alvaro de la Rica dijo...

Magdalena, gracias por pasarte a menudo por hobby horse: me encantan tus comentarios, con los que suelo estar muy de acuerdo. Este mes de abril, publico un libro sobre Kafka que te mandaré con mucho gusto. La vista de Praga con nebbia me parece maravillosa (las panorámicas no son fáciles y creo que tienes mucha sensibilidad para hacerlas: me acuerdo de la de París, il´e Saint-Louis). Te deseo todo lo mejor para este nuevo año

paisajescritos dijo...

Elección difícil, Rubén, me estoy pensando mucho mis entradas sobre Brujas y sobre Bégica en general. Lecturas... aún no he tirado de Kafka en el blog.
Álvaro, te agradezco tu ofrecimiento y tus palabras. Se algo de tu libro (y además prólogo de Claudio Magris) por lo que has contado este tiempo atrás en tu blog. Hablamos.