No es exclusiva de niños... Solo que estos otros ya no son víctimas, porque han elegido.
“En Santo Domingo,
la misa mayor.
Aunque me decían
Hereje y masón,
rezando contigo
¡cuánta devoción!
escribía Antonio Machado, pensando en su amor. Pero ¿cómo es que no miró hacia arriba de ese mismo pórtico de Santo Domingo de Soria, hacia los inocentes niños masacrados pero también hacia la orquesta eterna y los eternos laudes que allí cantan otras figuras de bienaventurados frente por frente del sufrimiento de los pequeños y la desesperación de sus madres enloquecidas?
Si lo hubiera hecho, habría encontrado incluso una consistencia para anclar sobre ella el amor mismo y todos los otros afanes humanos: que no son vanos, se nos dice allí”.
José Jiménez Lozano, Guía espiritual de Castilla
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