... todo llega.
“El sol se estaba poniendo cuando entramos en el barrio judío: casas altas, calles estrechas, al menos las casas ya no están alineadas y nos sorprenden más, y el efecto es aún mejor cuando cruzamos el Aodur. Lo vi con las aguas azuladas, a las que el crepúsculo confería un tinte sombrío; sin embargo, las barcas y los árboles de las orilla se reflejaban en ellas, temblorosos.
El coche rodaba al paso por el puente de barcos, y una joven española, con el cántaro de gres bajo el brazo, como las estatuas antiguas, avanzaba hacia nosotros. Es uno de esos espectáculos enternecedores que nos hacen sonreir de placer y que aspiramos por todos los poros. Hasta ese momento, adoro Bayona, y me gustaría vivir aquí; a esta hora estoy sentado en mi baúl, escribiendo; tengo la ventana abierta y oigo cantar en el patio del hotel".
Gustave Flaubert, Viaje a los Pirineos y Córcega
Bayona era un capricho justificado, literalmente infantil y hasta hace unos días, insatisfecho. Treinta y cuatro años han tenido que pasar para darme el gustazo de una silenciosa tarde de domingo en esta ciudad de colores intensos, contrastados y atrevidos.
3 comentarios:
Cada vez más cerca
La catedral gótica es la referencia de Bayona.#.
Para ambos dos, oído cocina, aunque lo sabía.
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