Las palabras de García Pavón surgen del arraigo a la tierra, casi tan antiguas como ella. Son reflexiones románticas y a un tiempo asentadas, serenas. El hombre no tiene capacidad de hacer daño a la naturaleza, y eso que lo intenta. La naturaleza lo ignora, más que como a un inquilino, como a un parásito que sólo le da leves picores. Y condescendiente le responde: te dejo vivir, pero de prestado, y hasta cuando yo quiera.
Las palabras de García Pavón oscilan como la naturaleza, entre la belleza y el vértigo.
"A Plinio le tornaba la sensación de que a la pura naturaleza telúrica le sobran los hombres. De que para la tierra, el cielo, y máxime las aguas de los mares y lagunas, el inquilinato de los humanos es condena temporal, que esperan concluya para quedarse solos, sin más ires y venires que los del viento, los temperos y las olas que llegan a la playa cansadísimas.
La quietud de las aguas laguneras, sin más ola que el leve rizo que les saca el aire o el derramarse unas en otras cuando se preñan sus honduras, transpiran desprecio y ganas de quedarse en paz algún día.
El cielo, tan indiferente a las querellas bajas, a los rasguños de cohetes y aviones. La tierra sufirendo sin conmoverse el hurgar de los arados y tractores; las manchas de los pueblos y ciudades, denuncian ansias de vacación. Posiblemente la repulsa que entre sí nos tememos los humanos, nazca de ese forzado inquilinato, de ese pisar y nadar en un medio que nos es hostil, que nos admitió por no sé qué potentísimo compromiso... que un día caducará. Ese será el gran festival de la naturaleza. Perderá su reconcomio de avasallada. Y habrá una gran orgía de árboles que crezcan por dónde y cómo quieran. De mares arrullantes o feroces que modelen las marismas a su capricho. De ríos desmadrados que jueguen a inundar caminos, carreteras de asfalto y urbanizaciones horribles... Y los nichos y tumbas sin enjabelgar, hasta los panteones de los señoritos estilo modernista, caerán al suelo haciéndose polvo y devolviendo a la tierra los huesos innecesariamente conservados..."
Francisco García Pavón, Voces en Ruidera
2 comentarios:
por de pronto, menudo castellano, y menudas fotos…
qué tal las vacaciones? has descansado? Cuídate mucho!
Álvaro, la visita a Ruidera es de este verano, estaban algo escasas de agua las lagunas, digamos que poco "ruideras", pero aun así sorprenden. Es de las pocas veces que he hecho una visita con un libro prácticamente en la mano, el texto de García Pavón en la mente. La Semana Santa me ha permitido hace una escapadita a Granada (intento volver todos los años, éste ha tocado) y por supuesto, descansar aquí. Veo que tú has tenido un tránsito más intenso: Roncesvalles, Italia...
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