Prefiero llamarle Easo, aunque dicen que es nombre prestado.
La he recordado desde ese invierno en Lisboa, donde también es ciudad protagonista.
De nuevo el mar. La juguetona línea de costa pone en apuros el santoral. Santa Clara ha decidido dejarse abrazar por la venera de San Sebastián. Eternamente. Con lluvia y sin lluvia.
Esta podría ser la historia de la conquista…
“El objetivo consistía en adueñarnos de la isla de Santa Clara. Cada cual según su inventiva y capricho se afanaba por embarullar el plan, proponiendo maniobras fabulosas, acechos descabellados y cargas a caballo subidos los unos a la espalda de los otros; en fin, estragos, pillajes y degollinas a semejanza de las narradas en las crónicas españolas del siglo XVI. Al fin prevaleció el designio de caer por sorpresa sobre la isla y apoderarnos del único indígena que suponíamos la habitaba: el farero, a quien apodamos Moctezuma en razón del trato cruel que tramábamos inferirle. Irrumpiríamos a saco en su vivienda y, prendido y aherrojado, le daríamos tormento si no juraba la fe surrealista”.
Fernando Aramburu, Fuegos con limón
1 comentarios:
Me da reparo confesarlo, pero no conozco San Sebastián. Otro propósito para el 2008.
Te invito a Lisboa.
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