"Nada es como es, sino como se recuerda" decía Valle Inclán, posiblemente antes de que Proust de vuelta al Combray de la infancia pensase "aquello ya no es lo que era".
Regresar a los lugares del pasado puede decepcionar. Pero yo no huyo de estos regresos. Hay mucho de la mirada hacia atrás en este blog. Insisto en volver a mi Getafe, tan trastocada hoy. Estos cambios a veces están dentro de nosotros: el tamaño de los lugares, de ciertos rincones, sobredimensionados cuando niños, te hacen sentir como Alicia en su país. Así me sigue sucediendo con La Carolina, el pueblo de mi padre y mis abuelos, que luego tanto habría de evocar cuando llegué a Aranjuez. Y con Elche, o Santiago de Compostela, o Sigüenza, mucho más abarcables que en mi infancia, incluso en mi primera juventud. Son estos lugares en los que viví sin vivir en unidades de tiempo. No huyo de estos lugares aunque en ellos alguna vez fuese feliz, a pesar de que el poeta aconseje no volver jamás (Vallejo, al César lo que es del César -que hay quien piensa que son versos de Sabina, claro que hasta le atribuyen el valleinclanesco "feo, católico y sentimental").
De hecho, tiendo a repetir destinos cuando viajo, me resulta tan apetecible un nuevo lugar como un viejo conocido. Ahora pienso en Lisboa. Y por supuesto, me encanta regresar a los lugares en que se ama. Aunque estén al lado, o sea el lugar mismo en que se vive. No hay miedo en ello. Sin tener en cuenta que el ayer sea ayer mismo. Es la sensación de tranquilizadora llegada como cuando lees "salida a Aranjuez".
Volver a esos lugares, a veces con la intención de cerrar una puerta abierta. Otras, de abrirla de nuevo.
OTOÑO URBANO EN ARANJUEZ (II)
Hace 2 días
6 comentarios:
Es una entrada melancólica, de esas que ya avisas desde el principio, ya nos avisas cuando nos dices que "nada es como es, sino como se recuerda". Y yo diría que esa frase sintetiza muy bien toda la entrada.
Me ha venido a la mente una cosa que Isabel Núñez contaba en uno de sus libros, sobre algo que un amigo le dijo una vez, y que creo que pega. Ahí va:
"Alguien me dijo que no se puede volver a ningún sitio, porque el mundo se va estropeando muchísimo, y al menos, hay lugares, que ves por primera vez, y sin la sensación espinosa de lo perdido, de todo lo destruido. No decepcionan"
Proust no sabía que, en realidad, nada fue lo que era. Yo tampoco suelo hacer mucho caso de Vallejo.
No sé qué pasa, pero vuestros comentarios aparecen y desaparecen.
Icíar, gracias por la aportación de la querida Isabel Núñez.
Rubén, el eterno problema de la percepción... Valle es el que lo clava.
"Uno vuelve simepre a los viejos sitios donde amó la vida.." Canción de las simples cosas. Cantada por Mercedes Sosa la lágrima está garantizada.
Qué tema el del regreso.
Un beso.
A veces esos lugares han cambiado mucho o poco o nada, pero lo que se echa de menos es lo más sensible, lo más vulnerable, las gentes que habitaban esos lugares. Si aún viven ya no son los mismos y por supuesto nosotros tampoco. Hay que volver a los lugares (claro esta, si queremos) y también hay que volver por supuesto a los libros.
Blanco, seguro que tienes en tu "-Nada que decirte" algo sobre este tema. Dímelo.
Jesús, tal vez sea el factor más importante, el de las personas que no están, en el cambio en los lugares. Fluía bajo mis palabras, pero no terminé de hacerlo aflorar.
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