"Arrancó un pedazo de historia de la vieja enciclopedia. Se encontró lleno de moho en una pasada batalla entre ejércitos de escudos y espadas, entre soldados a los que el tiempo había oxidado sus oídos y atemperado su furor. Devolvió el libro al estante convencido de que tarde o temprano a todos nos caducaría la ira que llevamos dentro".
Ya he localizado el lugar que te corresponde en mi biblioteca, al lado del volcán de Malcolm Lowry. No está mal ¿eh? El último día de la vida del cónsul Firmin podría haber sido la octava de tus Siete vidas sin gato. No voy a hacer ninguna crítica (más que nada porque, como decía Oscar Wilde, es más difícil criticar que escribir, y el listón estaría muy alto) ni un comentario de texto (de los que huyes). Imagino, por las mismas, que tus siete vidas son siete vidas sin prólogo (los que nunca lees).
Allí donde no hay gatos es donde vamos a disfrutar los ratones: aunque el festín se nos haga pequeño, y nos quedemos con ganas de más, de más relatos, de esos que de momento conservarás en su tinta fuera del libro, o de aquellos otros a los que aún no le has puesto las palabras en orden y que acabarán saltando al papel, o a la pantalla, al ritmo vertiginoso con el que golpeas las teclas, o a ese más lento que sucede cuando terminas de afilar, recreándote, el lápiz. Relatos, a veces poemas en prosa, como los que el péndulo cómplice te ha ayudado a guardar, sin más pretensión que la de escribir por el placer de escribir.
Felicidades y ya sabes (tiro de refrán): “los rincones para los gatos, y las esquinas para los guapos”.
Presentación de Siete Vidas sin Gato, de Carlos López.
Ed. Atlantis.
Café bar Contrapunto, Carrera de Andalucía. Aranjuez.
Jueves, 24 de junio de 2010, 9,00 horas.
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