"(...) Le preguntó a qué se refería, él respondió que a un proverbio sensato, pero brutal. Valía más callarlo.
-Dilo, sea como sea.
-¿Quiéres conocerlo? "Boca besada no pierde su lozanía."
Y agregó:
-Es cierto que el amor conserva la belleza, y que la carne de las mujeres se nutre de caricias como la abeja de flores.
Teresa depositó entre los labios del amante un juramento en un beso."
Florencia es la primavera, como ésta que se nos anticipa y nos pilla con la boca abierta, a sabiendas de que nunca es suficiente para los insaciables, para los que con flores no tenemos bastante.
Hace unos meses leí que Paul Valèry visitó Aranjuez con un grupo de poetas, a los que preguntó mientras paseaban por los jardines "¿flores o árboles?".
¿Dónde está la poesía? Yo disparo rápido mi respuesta.
Tal vez por eso los árboles me resultan placenteramente perversos en la ciudad de las flores, la ciudad de esa azucena que Anatole France ha despojado de toda inocencia al teñirla del color de la pasión.
"-Señor Dechartre, aquella mancha negra y lejana la forman los jardines de Bobolí, ¿verdad? Los vi hace tres años. Apenas había flores, y, sin embargo, sus árboles corpulentos y tristes me agradaron.
(...) Respondió cualquier cosa y fingió una sonrisa para ocultar el fondo brutal e indudable de su deseo. Estuvo torpe y desacertado, pero ella no pareció advertirlo. Mostróse muy satisfecha. Aquella voz masculina, insegura y desfalleciente, la acariciaba sin saber cómo.
Y ambos repetían con ternura conceptos vulgares:
-¡Qué panaroma tan hermoso! -El tiempo es apacible".
Anatole France, La azucena roja
3 comentarios:
Pura poesía. Gracias por aporta belleza al mundo, un mundo en imparable decadencia. Cristiano.
Los jardines de Boboli han sido alterados muy poco, conservan su creación del Renacimiento.#.
Bienvenido Everyman. Bien hallado, sr #
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