Los Reyes Magos dejaron en casa un juego estilo Cluedo, ambientado en una abadía medieval. Menos mal, he dicho para mis adentros, por esta vez no hay ningún sospechoso español. Porque tiene su gracia bendita que Jorge, el malo de la historia, sea de aquí, de Burgos para más señas.
Hace ya muchos años, una amiga que entre nosotros ya no está (pero confío en que siga siendo) se preguntaba por el verdadero misterio de la novela ¿cuál era el nombre de la rosa? Ella siempre sostuvo que hacía referencia a la joven mujer (creo que la única) que aparece en el relato.
La mujer, aventurada, tentadora e irresistible como la risa (en castellano de risa a rosa sólo va una letra).
"Jorge dijo que bastaba decir pez para nombrar al pez, sin ocultar su concepto con sonidos engañosos. (...) Y entonces sucedió algo que no comprendí. Berengario se echó a reir. Jorge lo reconvino".
"-Quiero ver esa copia griega escrita sobre pergamino de tela, material entonces muy raro que se fabricaba precisamente en Silos, cerca de tu patria, Burgos. Quiero ver el libro que robaste allí, después de haberlo leído, porque no querías que otros lo leyesen, y que has escondido aquí. (...) Pero ¿por qué temes tanto a este discurso sobre la risa? No eliminas la risa eliminando este libro.
-No, sin duda. La risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne (...) algo inferior, amparo de los simples (...) Pero aquí se invierte la función de la risa, se la eleva a arte".
Umberto Eco, El nombre de la rosa
2 comentarios:
En cualquier caso, menos mal que finalmente no se tituló La abadía del crimen.
:) Más risas, menos males :)
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