Inevitable en el último de los trescientos sesenta y cinco días. Así hice uno de los tránsitos tiempo ha, una noche como ésta, con la música de The Doors y los fuegos artificiales de Apocalipsis Now.
sábado, 31 de diciembre de 2011
lo que queda del año
Inevitable en el último de los trescientos sesenta y cinco días. Así hice uno de los tránsitos tiempo ha, una noche como ésta, con la música de The Doors y los fuegos artificiales de Apocalipsis Now.
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Etiquetas: The Doors
viernes, 25 de noviembre de 2011
los ojos de un castellano
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Etiquetas: Barcelona, Miguel de Cervantes
lunes, 31 de octubre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
los malos escritores
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Etiquetas: César González Ruano, Venecia
domingo, 4 de septiembre de 2011
luz de madre
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Etiquetas: Grecia, Henry Miller
miércoles, 24 de agosto de 2011
magia imaginada
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Etiquetas: Hugo Pratt, Venecia
domingo, 31 de julio de 2011
fuera de mapa (XIII) Luis Eduardo Aute
Luis Eduardo Aute, A por el mar
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Etiquetas: Gijón; Luis Eduardo Aute
miércoles, 20 de julio de 2011
el loro
"Don Perfecto Reboiras era propietario de un loro y de una botica (...) La botica había sido fundada en 1849, y, entonces, el loro ya estaba allí y era ya viejo. Sobre la ancianidad del loro corrían varias leyendas. El loro, a veces, sobre todo en las noches oscuras del estío, dejaba escapar frases en gallego medieval, frases guerreras de aliento, órdenes de ataque y de defensa; otras veces se dirigía a personas desconocidas u olvidadas: las llamaba por su nombre y les preguntaba por su salud y por su fortuna. Se decía que la inmensa memoria del loro de Reboiras había almacenado los recuerdos de la ciudad desde su fundación (...) Se decía también que el loro de Clotilde Barallobre, que hablaba en latín y al que llamaba su dueña Obispo no era más que una copia sin valor, verdadero pastiche del de Reboiras. El cual se columpiaba en su percha junto a la jamba de la puerta los días de sol, o en su rincón de la tienda los de lluvia, y avisaba a su amo: "Perfecto, tienes clientes", o bien, cuando a las chicas del Pasaje de la Violada les tocaba inyectarse su Neosalvarsán primaveral, gritaba: "Perfecto, las putas", y si hacía sol, decía chicoleos, y, si viento, las insultaba".
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Etiquetas: Gonzalo Torrente Ballester, Pontevedra
sábado, 18 de junio de 2011
el lenguaje de las piedras
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domingo, 5 de junio de 2011
príncipe
Fue en septiembre de 2009. Aquí lo conté. Conté parte de aquellas impresiones. Otra, que ahora recuerdo bajo el supuesto título de "teloneros" quedó entre mis notas.
Aquel día no hubo teloneros propiamente dichos, pero el público contribuyó a llenar el rato que quedaba para el inicio del concierto desde el momento en que nos pusimos a la cola. Allí, como en una Annie Hall de los madriles, un trío de jóvenes se explayaba sobre el arte. La estudiante de bellas artes, la de arquitectura y el músico. Mostraban al mundo voz en cuello lo bien que habían elegido sus carreras y encauzado su vida:
-Pues nada, no sabes cómo me va a venir para el concierto el inglés de la Erasmus. No sólo aprendí a dibujar.
-Dibujar, eso sí que mola. Si yo supiese dibujar. Pero es que hay que pasar muchas horas haciendo rayas con un palo en la tierra-. Soltado con mucha seriedad y admiración por el chico (vamos, como lo de Karate Kid, me dije).
- Más difícil tú, que eres músico., Si yo supiese tocar, eso... eso...
- Bueno, no es difícil, yo no toco, sólo dejo que la música fluya.
- ¿Y que sientes cuando tocas la batería?... ( intervino la tercera).
Avanzó la fila. Ellos, tan curtidos en viajes, y estudios, y... llegamos al control.
-Señorita: me puede enseñar el bolso.
- Ah, ¿y eso? ... si ésto es un concierto (por eso mismo: ¿o es que sólo has ido a verbenas y fiestas al aire libre?).
Entramos. Y continuó el espectáculo en el nuevo vecindario, ya sentados. Mujer de unos cuarenta y...
Su amigo joven (yo creía que era su hijo, pero no, los tenía al lado y no):
-Jo, qué pasada, ¿no? Es como si yo viese a "los Siniestro" dentro de un montón de años.
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Etiquetas: Leonard Cohen
sábado, 21 de mayo de 2011
escrito en el paisaje (i)
Principio de una serie que ya empecé sin darle nombre: graffitis con plantilla o a pulso, epígrafes y epigramas, gramática y gritos en su tinta. Y algún que otro borrón en busca de cuenta.
El jardín de los poetas. Tras la puerta sólo queda la poética de los cascotes, de las piedras sobre las que crecieron las plantas desaparecidas. La excavación arqueológica sin fin hace el lugar más decadente que nunca. Con sus motos en la puerta, como un fotograma de película neorrealista. Motos de poetas enfermizos, tal vez entonces Quadrophenia.
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Etiquetas: Cuenca
domingo, 15 de mayo de 2011
vuelta a la tesis
No sé si Nancy llegó a terminar su tesis. Tal vez lo cuente el mismo libro: tiempo ha que la leí y siguiendo esa costumbre de las relecturas he vuelto a ojearla (con ojo). Ha sido posible porque acabo de comprarme en tierras de RJ Sénder un ejemplar de enésima edición, perdido en casa ajena mi añoso libro, aquel que me trajo la sorpresa y tanto divertimento. Sin profundizar aquí mucho más, sólo por sus chanzas merece la pena, tan clásicas que ya forman parte del patrimonio español de la gracia y el chiste.
"¿Sabes, Betsy querida? No hay gorilas en España. Cosa de veras inexplicable. No sé cómo han hecho su guerra de gorilas en el pasado por la cual son famosos los españoles en la historia desde el tiempo de los romanos. Tengo que preguntar en la Universidad esta tarde. Aunque me molesta hacer ciertas preguntas, porque hay gente a quien no le gusta contestar. Ayer me presentaron a dos muchachos en la calle de las Sierpes, y yo, que llevaba mis libros debajo del brazo y andaba con problemas de gramátrica, pregunté al más viejo: "por favor, ¿cómo es el imperfecto de subjuntivo del verbo airear?". El chico se puso colorado y cambió de tema. ¿por qué se puso colorado?
Me suceden cosas raras con demasiada frecuencia. Y no se puede decir que los hombres sean descorteses, no. Al contrario, se preocupan del color de mi pelo y hasta de mi salud. En la puerta del café hay siempre gente joven, y cuando vuelvo a casa veo que alguno me mira y dice "Está buena". Yo no puedo menos de agradecerles con una sonsira su preocupación por mi salud. Son muy amables, pero no los entiendo. A veces se ruborizan sin motivo. O se ponen pálidos. Sobre todo cuando les pregunto cosas de gramática".
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Etiquetas: Ramón J. Sénder, Sevilla
sábado, 30 de abril de 2011
loa
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domingo, 17 de abril de 2011
paisaje de un hombre joven
Esto lo he hecho casi siempre con torpeza; a veces con cierta gracia.
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domingo, 3 de abril de 2011
caricias mil
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Etiquetas: César González- Ruano, Madrid
domingo, 20 de marzo de 2011
umbral de invierno
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Etiquetas: Aranjuez, Galicia, Ramón del Valle-Inclán
sábado, 5 de marzo de 2011
a catar
Por el cambio de una letra se llega a conocer un paisaje desescrito. Habrá que acatarlo. Y eso que ahora la c no se lleva, con nuestros muchachitos plantando k a todo ca co cu. Nunca voy a ir a Qatar, aunque de pronto el lugar me resulte conocido y transitado: ir a catar vinos, no más lejos y sin salir de la península ni del pueblo, es ruta muy recomendable. A catarsis la verdad hace tiempo le cayó y le callaron la k. Y también es cierto que antes de que tuviésemos padres de la academia ya sucedió con todos los qasr y similares, palabras musulmanas para siempre cristianizadas con c de cristiano, así las Alcalá, Calatayud, Calahorra, Carabanchel o Calatrava. La lengua española fue asimilando palabras de modo espontáneo, la gracia es que hoy en día, que somos capaces de escribirlas tal cual las parieron optamos por ignorar la transliteración y llevarnos por delante el Index Translatorium. Me recuerda al viejo chiste de "ahora que he aprendido a decir pinícula resulta que se llama flim". ¿Es esta "españolización" tarea prioritaria de la RAE? A una, personalmente, le da igual escribir Catar que Qatar siempre que se "normalicen" los criterios de normalización. La toponimia ¿siempre en español?
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sábado, 12 de febrero de 2011
escabechina
Álvaro Cunqueiro, Vida y fugas de Fanto Fantini
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martes, 18 de enero de 2011
cada visita
Cada visita a Sigüenza me narra la aventura de una ciudad que aparentemente estática ha dado ese cambio de tantos lugares, el cambio que espera a Aguilar de Campoo, a Burgo de Osma, a Ciudad Rodrigo, a Trujillo, el que sufrieron Santillana del Mar y Chinchón mucho antes. Cuando en sexto de la egb conseguí que la excursión de fin de curso nos llevase a Sigüenza, apenas fui capaz de localizar poco más que el Doncel y su casa. El castillo de los obispos como lucía en uno de los primeros folletos de mi colección (aquellos del extinto Ministerio de Información y Turismo) con sus torres ruinosas protegidas con tejadillos no aparecía por ningún lado. Ya había sido restaurado y convertido en parador. En aquella misma visita el almuerzo infantil en la Alameda nos llevó a conocer a un vejete que nos endosó sus poemas de cinco pesetas. Todo seguía igual cuando volví en 1990. Con otra mirada comencé a ver la decadencia de las viviendas que traslucían la rutina de los días. En ese ser cotidiano dejamos transcurrir nuestra estancia. No fue ya igual cinco años después, sensación muy parecida a la de mi última "relectura" del pasado 2010. Sigüenza es ya, plenamente, una ciudad turística. Ha perdido parte de su comercio tradicional y sus casas de comidas de antaño. Los alojamientos animan al descanso por doquier. Las botas de vino son sintéticas. Ahora, tan sofisticado, tan escogido, tan... correcto el comer. Incluso puedes visitar la casa del Doncel, irreconocible, pero ya no puedes quedarte contemplando cuanto quieras el descanso inmortal de tan desafortunado muchacho (que a pesar del mote conoció hembra). Aun así no es excesivo el peaje por borrar un deterioro que parecía imparable. Los paseos de la ronda, el mercado de los sábados y el frío que hace que los huesos tintineen permanecen. También ese aire de colonia veraniega de la sierra en ese barrio ilustrado que enlaza la ladera medieval con el río. Y también, en meses menos amables, la vida dura no tan pintoresca de quien allí vive, tierra adentro.
"Al amanecer de hoy, bajando de Barbatona, vi a la gran Sigüenza que me abría sus brazos para recibirme. ¡Oh alegría del ambiente patrio, oh encanto de las cosas inherentes a nuestra cuna! Vi la catedral de almenadas torres; vi San Bartolomé, y el apiñado caserío formando un rimero chato de tejas, en cuya cima se alza el alcázar; vi los negrillos que empezaban a desnudarse, y los chopos escuetos con todo el follaje amarillo; vi en torno el paño pardo de las tierras onduladas, como capas puestas al sol; vi, por fin, a mi padre que a recibirme salía con cara doble, mejor dicho, partida en dos, media cara severa, la otra media cariñosa. Salté del coche para abrazarle, y una vez en tierra, hice mi entrada a pie, llegando a la calle de Travesaña, donde está mi casa, con mediano séquito de amigos, y de pobres de ambos sexos, ciegos, mancos y cojos, que sabedores de mi llegada querían darme la bienvenida... "
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Etiquetas: Benito Pérez Galdós, Sigüenza