"Yo venía de Londres, en donde llovía continuamente. A los pocos días, en Nápoles, experimenté la más extraordinaria de las aventuras. (...) Al fondo del establecimiento apareciá sentado un hombre del pueblo que contaría unos treinta años. Tenía el pelo negro y rizoso. Yo bajé los ojos, reclamando la dependienta: "Signorina...". "E un machio!", replicó el hombre. (...) La sonrisa desvergonzada y la palabra "machio" establecían una especie de complicidad entre aquel hombre joven (...) y yo, una miss descolorida y marchita. (...) Me sentía ebria, congestionada. No era el sol, había sido una frase... Unas palabras banales, desvergonzadas, que me mostraban un mundo nuevo. ¡Y yo contaba cuarenta y cinco años! Cuarenta y cinco años perdidos, perdidos para siempre. Resolví no volver a Inglaterra. Desde aquel día, señor..."
sábado, 31 de enero de 2009
coincidencia (o la verdad del cambio climático)
"Yo venía de Londres, en donde llovía continuamente. A los pocos días, en Nápoles, experimenté la más extraordinaria de las aventuras. (...) Al fondo del establecimiento apareciá sentado un hombre del pueblo que contaría unos treinta años. Tenía el pelo negro y rizoso. Yo bajé los ojos, reclamando la dependienta: "Signorina...". "E un machio!", replicó el hombre. (...) La sonrisa desvergonzada y la palabra "machio" establecían una especie de complicidad entre aquel hombre joven (...) y yo, una miss descolorida y marchita. (...) Me sentía ebria, congestionada. No era el sol, había sido una frase... Unas palabras banales, desvergonzadas, que me mostraban un mundo nuevo. ¡Y yo contaba cuarenta y cinco años! Cuarenta y cinco años perdidos, perdidos para siempre. Resolví no volver a Inglaterra. Desde aquel día, señor..."
publicado por paisajescritos en 11:22 0 comentarios
Etiquetas: Lawrence Durrell, Lorenzo Villalonga
jueves, 29 de enero de 2009
cero en conducta
-Achispado y triste. Triste y achispado. Pero alegre, alegre".
publicado por paisajescritos en 9:35 2 comentarios
Etiquetas: Lawrence Durrell, Londres
sábado, 24 de enero de 2009
rara avis
"Visito unas iglesias más, todas iguales y todas insignificantes... y luego a callejear, a "flanear", como decimos con un galicismo que expresa algo muy castizo español.
¡Qué encanto esto de recorrer a la ventura calles por una ciudad que no se conoce! Perderse y volver al mismo sitio, descubrir que este callejón lleva a aquella plazuela que ya vimos, satisfacer así a poca costa el instinto del descubridor de nuevas tierras (Estamos en Portugal). Con frecuencia el loro: Brasil fue de Portugal y hoy Portugal es casi del Brasil.
... ¿Quién será aquel filósofo sentado allí al pie de aquel tilo? ¿Me pondré al habla con él? No, no sea que me estafe; quiero decir, no sea que me resulte no un filósofo, sino un simple holgazán. Pero ¿es que los filósofos son algo más que unos holgazanes? Los portugueses no son, según confesión propia, filósofos, es decir, metafísicos, lo cual no quiere decir, claro está que no sean holgazanes".
publicado por paisajescritos en 11:20 0 comentarios
Etiquetas: Braga, Miguel de Unamuno
martes, 20 de enero de 2009
pesadilla
No, no se trata de esa conocida de la que a veces hablo y que suele poner a prueba mis nervios con chamanes y productos homeopáticos. ¿O tal vez sí, y ha decidido bloquear mi blog y mi email con insistentes mensajes, además en idiomas? Lo cierto es que sabe que me encantan los bolsos y se ha tomado la molestia de aconsejarme las mejores marcasfashion de la tierra.
Prefiero pensar que es un admirador (chico, seguro) que se ha leído de una tacada mi blog, que le ha fascinado, que todos mis comentarios le parecen maravillosos, tanto que ha tenido la osadía de recomendarme a sus amigos. Ha festoneado los paisajes con casi cien comentarios (¡cien!, eso es fidelidad) bajo distintos pseudónimos (esto es disimulo- los mensajes de intelligence en concreto me han calado hondo) y casi simultáneamente (aquello es ya... pasión y diligencia). Porque debo reconocer que más o menos me he leído sus cien comentarios (no debía ser otra mi agradecida respuesta) casi uno a uno, en todas y cada una de las entradas claro, mientras los iba suprimiendo, también uno a uno (mi paciencia tenía que estar a la altura de su insistencia).
Por ello, y aunque no es lo mío fiscalizar los comentarios que siempre son bien recibidos en esta casa, entre otras cosas porque me encantan las sorpresas, he activado la moderación. A estas alturas de la película (y desde el principio, bien mirado) me puedo permitir el lujo de elegir a mis invitados. Los fijos (anónimo 1, anónimo 2, anónimo #, el zurdo, álvaro, rubén, claude, emyi...) y los ocasionales bienintencionados no tienen nada que temer. Simplemente pretendo que una máquina tocapelotas no interfiera en mis sueños.
P.S. Nunca he fotografiado una pesadilla, así que el escrito va a pelo.
publicado por paisajescritos en 0:30 2 comentarios
sábado, 17 de enero de 2009
la ciudad crece
publicado por paisajescritos en 11:54 5 comentarios
Etiquetas: Barcelona, Eduardo Mendoza, Julio Camba
domingo, 11 de enero de 2009
lo que queda del día (ese día)
publicado por paisajescritos en 9:31 2 comentarios
Etiquetas: Aranjuez
jueves, 8 de enero de 2009
antes o después...
“El sol se estaba poniendo cuando entramos en el barrio judío: casas altas, calles estrechas, al menos las casas ya no están alineadas y nos sorprenden más, y el efecto es aún mejor cuando cruzamos el Aodur. Lo vi con las aguas azuladas, a las que el crepúsculo confería un tinte sombrío; sin embargo, las barcas y los árboles de las orilla se reflejaban en ellas, temblorosos.
El coche rodaba al paso por el puente de barcos, y una joven española, con el cántaro de gres bajo el brazo, como las estatuas antiguas, avanzaba hacia nosotros. Es uno de esos espectáculos enternecedores que nos hacen sonreir de placer y que aspiramos por todos los poros. Hasta ese momento, adoro Bayona, y me gustaría vivir aquí; a esta hora estoy sentado en mi baúl, escribiendo; tengo la ventana abierta y oigo cantar en el patio del hotel".
publicado por paisajescritos en 9:35 3 comentarios
Etiquetas: Bayona, Gustave Flaubert
sábado, 3 de enero de 2009
dioses de bohemia
"La fonda de Stajnic era el Olimpo de la Malá Strana, donde se reunieron los dioses de aquel barrio. La Malá Strana -tanto en las casas como en la gente- tiene algo de silencioso, patriarcal y hasta soñoliento, y esta ambiente rodeaba también a todos aquellos señores... Para nosotros los bachilleres, el Olimpo de la fonda de Stajnic era tanto más el Olimpo porque allí estaban también todos nuestros viejos profesores. (...)
Todos los retengo en la memoria como si los viera hoy. Primero, el señor consejero del Tribunal de Apelación. Alto y seco y de una dignidad inmensa... Los jueves no teníamos colegio por la tarde y jugábamos en las fortificaciones antiguas, mientras él se paseaba por aquellos parques. (...)
Despues estaba el tuerto, señor conde. En el barrio de Malá Strana nunca faltaban condes, pero aquel conde tuerto era probablemente el único que frecuentaba las fondas del barrio... El señor conde tenía para mí -la verdad sea dicha- un gran parecido con aquel halcón que, con puntualidad verdaderamente cruel, acostumbraba a posarse diariamente, cerca de las doce de la mañana, en la aguja de la torre de la iglesia de San Nicolás....
También era asiduo a la fonda el gordo médico mayor, todavía de buen ver, pero ya retirado. Se cuenta que una vez, cuando una personalidad muy alta inspeccionaba los hospitales de Praga y criticaba algunas cosas, dicho señor le constestó que no entendía de nada, lo que le valió el retiro y, al mismo tiempo, nuestra veneración. (...)
Recuerdo con suma satisfaccción los momentos que pasé entre ellos y la sensación de independencia, hasta de grandeza, que experimenté cuando, después de haberme matriculado en la Universidad, entré por primera vez, sin miedo a los profesores, a la fonda de Stajnic, entre aquellos seres sublimes. No me hicieron mucho caso, dicha sea la verdad. Mejor dicho, no me hicieron ningún caso. (...)
Yo por el contrario, me fijaba bastante en ellos, no por lo mucho que les oía, sino por lo mucho que me llamaba la atención. Me considero una copia muy pobre de tales seres, pero lo que tengo de sublime y de grande en mi persona se lo debo a ellos".
publicado por paisajescritos en 9:28 3 comentarios
Etiquetas: Jan Neruda, Praga