vividos, viajados o sencillamente imaginados






sábado, 12 de febrero de 2011

escabechina




Inevitablemente he recordado a Quijote y Sancho. Entre el libro de caballerías y el realismo mágico divertidísimo (porque para mí el realismo mágico lo inventó Cervantes) discurre la biografía de un imaginado Fanto Fantini. Hay mucho de alma gallega y de las cocinas y de los caminos de Santiago del sabio Cunqueiro en su pintura de Italia, tan certera y tan fantástica. Sobre todo en el desapasionamiento y la ausencia de drama ante la muerte: en Galicia a la sin dientes le hablan de tú.




"Los viajeros se detenían debajo de una higuera, que tendía sus retorcidas ramas por encima de un muro medio arruinado, y alcanzaban fácil los higos verdescos, que reventaban melosos entre las grandes hojas (...) allí Ubaldo Cane de Cimarrosa, la víspera de la batalla contra los pisanos, había hecho correr entre éstos la noticia de que jurara solemne no pasar el río por el puente, sino vadearlo aguas arriba (...) El capitán de Pisa murió de su ira por haber caído en la trampa, y messer Ubaldo pidió permiso para saludar el muerto, y como los suyos querían enterrarlo en su ciudad, el vencedor, que siempre llevaba consigo varias barricas con pichones en escabeche, mandó sacar de una las aves, y escabechado se fue para Pisa, a hombros de sus tenientes, el infortunado Paolo Enza dei Mutti, que así se llamaba el crédulo hombre de guerra. Aun hoy se conoce el lugar de su sepultura, que el vinagre mata sobre ella las hierbas y no se logra en su cabecera el laurel".


Álvaro Cunqueiro, Vida y fugas de Fanto Fantini