vividos, viajados o sencillamente imaginados






martes, 28 de abril de 2009

pesca de altura

Es un cuento ensartado en la novela. Síntesis y parábola del comecome del protagonista (él), que como el burro de Buridán a ratos, a ratos como el perro del hortelano, se queda sin comer, en un estado de vejez anticipada. ¿Y si no se puede tener todo siempre y a mano?




"Un astrónomo alemán vivía, desde hacía una decena de años, en su observatorio, en uno de los picos más altos de los Alpes, entre las nieves eternas. El pueblo más cercano estaba situado a un millar de metros a sus pies y desde allí le llevaba diariamente la comida una niña de doce años. En aquellos diez años, con aquellos mil metros de subida y descenso, la niña había crecido y se había vuelto fuerte y hermosa y el científico la hizo su mujer. La boda se había celebrado un tiempo antes en el pueblo y, como viaje de novios, los recién casados habían subido juntos a su morada...
Así le habría gustado ahora poseerla, a mil metros de distancia de cualquier otro hombre...
-¿Y a tí?- preguntó con impaciencia, en vista de que ella no entendía por qué le contaba aquella historia?-. ¿Te gustaría a tí ir a vivir allí arriba conmigo?
Ella vaciló. Evidentemente, vaciló. Una parte de la historia, es decir, la montaña, la había entendido en seguida. Él no veía en ella otra cosa que el amor, mientras que ella, al instante, sintió el aburrimiento y el frío".

Italo Svevo, Senilidad

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Evidentemente, la chica no es tonta. Desde el punto de vista del científico resulta todo muy excitante, desde el punto de vista de ella, es normal, la cosa resulta aburrida y fría. Al final ¿se casan o no se casan?

paisajescritos dijo...

Pues por supuesto que no se casan, pero ya sabes, eso sólo ocurre en las novelas.

Adelarica dijo...

Magdalena, menudo temita: es la cuestión de lo recto (lo normal, convencional) convertido en torcido (bizarro, barroco); has leído el artículo de Coetzee sobre Svevo en su último libro: creo que te encantaría