vividos, viajados o sencillamente imaginados






miércoles, 12 de noviembre de 2008

ver sin vivir



"No tuve más remedio que apencar con Viella, capital del valle de Arán, que como paisaje de valle, dudo mucho que haya nada semejante en el mundo, pero que como secretaría judicial… En los tiempos (1927) en los que fui a tomar posesión de mi destino, por el mes de noviembre, para llegar a Viella había que pasar por Francia, porque el valle de Arán quedaba incomunicado por las nieves con España...
Llegamos a Viella una tarde a las cuatro.
-Vamos a la fonda –insinuó el juez-; vendrán ustedes cansados. Nos sentaremos a la lumbre, que ya va haciendo fresco.
Lo que hacía era un frío endemoniado. (…)
-¿Cenarán ya? – pregunto.
-¿Ya?
Miré el reloj. Las cinco menos cuarto. El juez sonrió.
-Aquí la costumbre es cenar a estas horas, porque en cuanto es de noche el frío impele a uno a la cama.
-Pero ¿a que hora impele?- me atreví a demandar.
-Pues sobre las ocho. Antes solemos jugar una partida de tute. (…)
-Dígame, señor juez ¿y mañana a qué hora sale el autobús para Foix? …
-¿El autobús? ¿Mañana? … ¿Por qué lo pregunta usted?
-Por nada, porque yo, con el permiso de usted, pues mañana, a la hora que salga el autobús…, a lo mejor… pues nos vamos de aquí mi mujer y yo.
-Pero ¿adónde?
-¿Cómo que adónde? Adonde sea, a Francia, a España, a París, a Madrid...; pero acostarme a las ocho de la noche, de ninguna manera.
… Y nos fuimos al día siguiente a las siete en punto de la mañana”.

Antonio Díaz-Cañabate, Historia de una taberna






Lugares que vemos y no vivimos. Es divertido y aventurero y culto cambiar de aires unos días, observar con altivez de entendido las costumbres del paisanaje, preguntar por sus sencillas condiciones de vida, pasear entre la rusticidad de sus viviendas. Todo en las antípodas de las comodidades de ciudad, para convertirse en tema de conversación de trotamundos ocasional ya ansioso de regreso. Son rincones perdidos que nos venden bajo el lema "con encanto", falsos descubrimientos que compramos para alimentar nuestra frivolidad.

11 comentarios:

rubén dijo...

Le comprendo perfectamente.
¡A las ocho!

Se me olvidaba: "Nocturno" era en Segovia.

el zurdo dijo...

Me encanta la foto de arriba. Parece un fotograma transilvánico de Herzog.

Anónimo dijo...

Hay situaciones que por ellas no pasa el tiempo. Aun recuerdo una parada forzosa, hace muchos años, cuando los accesos al tunel estaban cortados por la nieve y te quedabas encogido en el seat 124 con las mantas enrrolladas y la radio puesta. Al salir a desahogarte se te helaba hasta el alma, y sin cenar que estabamos.
Fechas despues se repitio la situacion, esta vez por decision propia de seguir el mismo camino, solo que si hubo comida, cena y diversion.

Anónimo dijo...

Todavía me duele el pinchazo de la chincheta en la memoria. La chincheta con la que se me quedaron clavados los fríos y oscuros días de Helsinki en diciembre. Y aquello era una ciudad de cuarto de millón de almas... inaguantable, muy civilizado, sí, pero inaguantable.

Anónimo dijo...

Todavía me duele el pinchazo de la chincheta en la memoria. La chincheta con la que se me quedaron clavados los fríos y oscuros días de Helsinki en diciembre. Y aquello era una ciudad de cuarto de millón de almas... inaguantable, muy civilizado, sí, pero inaguantable.

Anónimo dijo...

Todavía me duele el pinchazo de la chincheta en la memoria. La chincheta con la que se me quedaron clavados los fríos y oscuros días de Helsinki en diciembre. Y aquello era una ciudad de cuarto de millón de almas... inaguantable, muy civilizado, sí, pero inaguantable.

Alvaro de la Rica dijo...

Comparto tu escepticismo; yo no le veo el encanto en absoluto a todo eso. Me preguntó si tiene eso algo que ver con la perspectiva vertical (de abajo a arriba y de arriba a abajo) con la que están tomadas las fotos?

Anónimo dijo...

El lugar imprime carácter, que se dice. Sin embargo, a día de hoy las condiciones de civilización son las de Helsinki. No hay que ir a dormir a las ocho (si no quieres) y bares y similar están perfectamente preparados. No olvidemos que el panorama actual dista mucho de aquellos años 20: ahora mismo Arán está volcado al turismo, punto de partida para las pistas de esquí posiblemente más grandes de España.

Otra cuestión es el "fuera". De verdad, no hay quien pare. Tuve más sensación de frío en Viella que en Finlandia. Tal vez porque me pilló el temporal de lleno (esta Semana Santa). Digo lo que Cañabate, como espectáculo, sin igual. Ese túnel con cadenas, ese poner las cadenas en medio de la nada, debiendo grados al día, esos 10 por hora, o el slalom desde el hotel al pueblo, noche y nieve, blanco sobre negro. La experiencia del que pilló el túnel cerrado debió ser tremenda (antes de estar en marcha el actual, de 2007).
En todo ésto puede que yo sea muy de meseta, y de frío austero, sin espectáculo. Cierto es que la fotografía primera es totalmente deliberada, la arquitectura de la zona tiene impronta europea, en el momento en que la hice estaba viendo el Nosferatu, pero el de Murnau (tengo el de Herzog esperando para ser visionado, hablaremos Fernando). En cuanto a los puntos de fuga alto y bajo, venían con el paisaje: la primera era a pie de calle, en desnivel, la segunda, la contemplación casi obligada desde la habitación del hotel (a veces es conveniente una habitación con vistas).

Finlandia lo tengo en mente para diciembre. Esa fue otra (seis veces inaguantable, ya he visto), y casi más dura la oscuridad (aquel "terminad ya de desayunar que se nos hace de noche") que el frío, pero allí el sol acabó saliendo para nosotros.

Anónimo dijo...

Rubén: ya veo la respuesta a la adivinanza "nocturna".

Didac Udagoien dijo...

apenas rozar la superficie,
y alardear de haber tocado fondo.

Anónimo dijo...

Bienvenido, Didac. Me daré un paseo por tu blog. Por este ya sabes que eres bien recibido.