vividos, viajados o sencillamente imaginados






martes, 12 de agosto de 2008

quien te ha visto...

Es difícil escapar del culto a las ruinas. Tal vez sea por lo que las reconstrucciones históricas de Robert Graves me enganchan, desde su ausencia de melancolía y énfasis. Porque suenan reales, directas. Y más creíbles.
A veces olvido que en estos espacios consumidos hubo una vida original, contemporánea a su gloria, ajena al expositor en que hoy se ha convertido.
Las labores del hombre -piedra sobre piedra- están barridas. Pero las colinas de Roma permanecerán, prácticamente inalteradas, tranquilamente indiferentes.



“En Roma vivíamos en una enorme casa que había pertenecido a mi abuelo, y que éste había legado en su testamento a mi abuela. Estaba ubicada en el monte Palatino, cerca del palacio de Augusto y del templo de Apolo construido por Augusto, donde estaba la biblioteca. El monte Palatino dominaba la plaza del Mercado. Bajo la parte más empinada del risco se hallaba el templo de los Dioses Gemelos. El aire era más saludable en la colina que abajo, en el hoyo junto al río”.

Robert Graves, Yo, Claudio

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lejos de vacaciones en ROMA

Anónimo dijo...

¡Qué cosas se regalaban los poderosos! ¿verdad? Y luego las estropeaban un poco, a base de fiestas, para que los turoperadores tuviesen corte dos mil años después. Eso es política con miras al futuro

Anónimo dijo...

Sí, pero se lo trabajó el Imperio, y se lo beneficia la República.