vividos, viajados o sencillamente imaginados






sábado, 17 de mayo de 2008

será


“Será uno de esos días en que la primavera vendrá de la peluquería muy planchada y brillante, con olor desparramado de lociones de jazmín y de violeta. El sol se habrá hecho cilindros de oro en los bocks de cerveza, y los tejados, lavados de las últimas lluvias, tendrán un áureo reflejo sobre su rosa cocido.



El humo de las chimeneas será blanco y rizado, y habrá golondrinas primerizas y nubes espumosas, trayendo espejismos de mar a la ciudad interior, tan apretada de llanuras hoscas… Del entierro del invierno llegarán señores serios con la grave etiqueta del sombrero de paja, aún anémico de la falta de sol de la fábrica reciente.


Los aeroplanos querrán imitar a las golondrinas y volarán tan bajos que se verá a sus tripulantes sonreír alborozados, y los tranvías reestrenarán sus jardineras y las mujeres sus abanicos de majas y toreros.
Las campanas habrán perdido su seriedad y darán muchas volteretas en los campanarios, y los relojes se dormirán dando las horas, y a las doce darán las veintisiete con mucha prisa…”


Felipe Ximénez de Sandoval, Tres mujeres más equis




Un algo de escritura más o menos escondida, que nos han escondido, tal vez.
Es fascinante esa fluidez, vitalidad y frescura que se marcaban en los años veinte. La ciudad tomada por la modernidad: los aeroplanos, la fábrica y la cerveza (como que el vino quedaba muy de pueblo). Con ecos de la ciudad automática de Camba, con su deje de futurismo: pero en versión castiza ¿eh? que no nos quiten la fuerza y el ritmo de cada estación.

2 comentarios:

rubén dijo...

Un texto muy ramoniano.

Anónimo dijo...

¿Ramoniano de la Serna o ramoniano de los Ramones? En serio, sí, son escritores de la misma quinta, nuestros desconocidos vanguardistas, casi pre-pop.