vividos, viajados o sencillamente imaginados






domingo, 4 de mayo de 2008

hipervínculos

Contundente Larra ante un hombre monumental. Lo podría haber firmado Quevedo (tantos puntos en común: hoy Quevedo tendría su columna en un periódico).
Vuelvo a Larra: me ha llevado por donde ha querido. Como él, yo creía pasear por Mérida.
Lógica arqueológica: el rodeo es obligado.

“Mi cicerone era una verdadera ruina, no tan bien conservada como las romanas; sus piernas se plegaban en arco, como si el peso de la cabeza hubiese sido por mucho tiempo oneroso a la base del edificio; sus brazos pendían también como dos arcos laterales cuyo pie hubiesen carcomido dos ramales de un río, que hubiesen lamido por muchos años los costados del hombre. La cara hubiera dado lugar a las más graves investigaciones de una academia: semejante a una moneda largo tiempo enterrada, y tomada a trechos del orín y de la tierra, sus facciones estaban medio borradas, y ora parecían letras en estilo lapidario, ora vistas a otra luz semejaban algo un rostro humano maltratado por la intemperie o la incuria de sus guardianes. La fecha no se conocía, y aquel fragmento podía ser de varias épocas. Su desigual cabello, blandamente meneado por el viento, remedaba esa hierbecilla que por entre cornisas y coronamiento de una torre antigua hace nacer la humedad; sus dientes eran almenados, y la posición inclinada del cuerpo todo, fuera al parecer del centro de gravedad, le hacía parecer una pared que comienza a cuartearse, cuyas grietas hubiesen sido la boca y los ojos, y me trajo a la memoria la célebre torre de Pisa.”



Mariano José de Larra, Las antigüedades de Mérida

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pisa con garbo, Morena. Aunque a Greta no le gustan los pisotones. Menos mal que no tiene muchas pisa en caerse. Que cosa más tonta ¿verdad? ¿cómo no se nos ocurriría antes? Esta torre es como un sello con defecto de fábrica, que vale más si está mal hecho.

paisajescritos dijo...

Me gusta el juego de los hipervínculos que en realidad son asociaciones libres (y para algunos las pistas que deja el inconsciente). Está bien esto de seguir "hipervinculando" a partir de la entrada.
No entiendo lo de ¿cómo no se nos ocurriría antes? En cualquier caso, puedo seguir con cosas del tipo “torres más altas han caído”.
El valor de la torre de Pisa está en la originalidad de su forma (los pisos sucesivos de arcos: voluntaria), y su fama en otra originalidad, la de su pose (involuntaria), siempre a punto de caer. Dicen que desde que se mira en el espejo puede sujetarse a sí misma.