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lunes, 17 de marzo de 2008

buena memoria

Vaya marzo el de 1808. Godoy, injustamente tratado: obstáculo para las pretensiones de un aspirante a rey que saldrá rana. Godoy, acorralado en su casa de Aranjuez. Motín reaccionario, organizado, que nos lo han contado espontáneo y popular.
Y han pasado doscientos años, un día como hoy. Esta noche. El paisaje quedo de Aranjuez pillado por sorpresa. Yo, que creo que Godoy se merece una buena memoria, tomo un interrogante de la obra de Galdós (sin ironía, por si alguien lo interpreta así) para dedicárselo.

“¿Qué estás diciendo, tontuelo? ¿Cómo tratas con tan poco respeto a ese espejo de los diplomáticos, a esa natilla de los ministros?”

"Durante un rato bastante largo no se oyó más que el sordo murmullo de diálogos sostenidos en voz baja, algunos sordos ronquidos, socadas toses, y a lo lejos el canto de las discutidoras ranas y el rumor de leves movimientos del aire, sacudiendo las ramas de los olmos, que empezaban a reverdecer. La noche era tranquila, triste, impregnada de ese perfume extraño que emiten las primeras germinaciones de la primavera. El cielo estaba tachonado de estrellas, a cuya pálida claridad se dibujaban las espesas y negras arboledas, la silueta cortada del Real Palacio, y más allá la figura del Anteo de mármol. Levantado del suelo por Hércules, en el grupo de la fuente monumental que limita el llamado Parterre. El sitio y la hora eran más propios para la meditación que para la asonada.

De improviso aquel silencio profundo y aquella oscuridad intensa se interrumpieron por el relámpago de un fogonazo y el estrépito de un tiro que no se sabe de dónde partió."

Benito Pérez Galdós. El 19 de marzo y el 2 de mayo

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