vividos, viajados o sencillamente imaginados






domingo, 10 de febrero de 2008

boca con boca

El romancero nos lleva por espacios abiertos. El romancero es transparente, directo; real y sin tapujos. Hace cotidianas las pasiones. Ahí están en la Edad Media peninsular hombres y mujeres de aquí para allá, siempre partiendo, como los verdaderos viajeros de Baudelaire.

Apetece perderse por esos campos de Carmona o …por los cerros de Úbeda (bueno, éstos ya tienen sus juglares). El viaje da para mucho. A menudo, a camino entre dos lugares, en tránsito, avanza una historia que permanece velada.

Por los caños de Carmona,
por do va el agua a Sevilla,
por ahí iba Valdovinos
y con él su linda amiga
Los pies lleva por el agua
y la mano en la loriga,
con el temor de los moros
no le tuviesen espía.
Júntanse boca con boca,
nadie no los impedía.
Valdovinos con angustia
un suspiro dado había:
-¿Por qué suspirais, señor,
corazón y vida mía?
O tenéis miedo a los moros
o en Francia tenéis amiga.
-No tengo miedo a los moros
ni en Francia tengo amiga:
mas vos mora, y yo cristiano
hacemos muy mala vida:
comemos la carne en viernes,
lo que mi ley defendía.
Siete años había, siete,
que yo misa no la oía.
Si el emperador lo sabe
la vida me costaría.
-Por tus amores, Valdovinos,
cristiana me tornaría.
-Yo, señora, por los vuestros
moro de la morería."

Romance de Valdovinos

2 comentarios:

rubén dijo...

Me han llamado la atención los toldos de la calle, no sé si será una costumbre habitual en el sur.

Anónimo dijo...

Rubén. El sol, que es muy duro y penetrante. En Madrid en las calles comerciales (Arenal, Preciados). En Andalucía en la calle Sierpes, Sevilla. Pero en un lugar como Carmona, de nuevo en pleno agosto, donde prácticamente no hay nadie por la calle (comparado con esas ciudades), acentúa las sensaciones que transmite el lugar.